Podcast Podcast, Temporada 3, Episodio 3: Douglas Boles nos cuenta qué hace falta para organizar las 500 Millas de Indianápolis

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Disfrute de nuestra apasionante conversación con el visionario presidente del Indianapolis Motor Speedway.

Hay momentos en los que el tiempo queda suspendido. Momentos en los que nos encontramos a las puertas de la grandeza. Momentos que superan el paso del tiempo. The Edge es una serie de conversaciones en las que personas extraordinarias comparten sus experiencias sobre el momento que lo cambió todo. Pueden tratarse de récords mundiales, un campeonato mundial, revelaciones o decisiones que cambian vidas. Nuestros invitados repasan estos momentos minuto a minuto para nosotros. Nos explican cómo superaron la presión, el miedo o el dolor y se esforzaron hasta el límite. Solo en The Edge.

El aeródromo Indianapolis Motor Speedway (IMS) ha sido la sede de las 500 Millas de Indianápolis durante más de un siglo. Este circuito, especialmente diseñado para la velocidad, ha sido escenario de algunos de los momentos más emblemáticos del automovilismo. En esta ocasión, contamos con Douglas Boles, el visionario presidente del Indianapolis Motor Speedway, para conversar acerca de las innovadoras tecnologías que impulsarán al circuito, de cómo el automovilismo puede atraer a un público más joven y de la profunda conexión entre esta icónica institución y su entrañable comunidad. En este episodio, presentado por el anfitrión Teo Van Den Broeke, podrá disfrutar de nuestra fascinante charla con el responsable del escenario donde se celebra el mayor espectáculo del automovilismo.

Para escuchar el podcast completo, escriba “The Edge TAG Heuer” en la barra de búsqueda de su aplicación de podcast:

¿Nuestro objetivo?Convertirnos en la fuente de inspiración que necesita todos los meses para superar sus límites.

Atención: ¿tiene solo un minuto?

Aquí tiene algunos fragmentos para situarse en la línea de salida y hacer que la adrenalina se dispare. Pero no olvide suscribirse a nuestro Podcast para poder oír todo el episodio sin filtros más adelante. The Edge es una serie de conversaciones con personas extraordinarias que viven al límite de las posibilidades. Se trata de la fina línea entre formar parte de la victoria o transformarse en la victoria; va sobre lo que nos sitúa en nuestros límites y qué podemos hacer para superarlos.

 

La celebración de la 100.ª edición del Indy 500 en 2016

Fue algo especial por muchas razones. En primer lugar, por festejar que el Indy 500 existía como tal desde hace tantos años. Nos enfrentamos a muchos retos, a muchas preocupaciones. Nos preocupaba si iba a ser la carrera en la que todo el mundo dijera: “Vale, no vuelvo más porque he llegado a la edición 100. Me quedaré en casa”. Por eso, uno de nuestros objetivos era no utilizar esta edición como un punto final y asegurarnos de que sirviera como plataforma de lanzamiento para continuar con el crecimiento del Indy 500 en el futuro. Conseguimos vender todas las entradas que daban acceso a las instalaciones, todo un hito. También logramos vender las entradas de todas las gradas.

 

Pasé mucho tiempo imaginando qué pensaría Carl Fisher, que fundó Speedway en 1909, si pudiera traerlo de vuelta y decirle: “Usted fundó este lugar en 1909 y trajo la competición en 1911. Mire dónde está ahora”. Creo que se sorprendería bastante al ver que las 500 Millas de Indianápolis siguen existiendo.

Entre la historia y la tradición

Nuestra historia y nuestra tradición constituyen una parte fundamental de lo que nos hace especiales. Estos son los elementos por los que siguen viniendo generaciones de aficionados. Hay seguidores que asisten al Indy 500 cuyos abuelos o bisabuelos estuvieron aquí en nuestras primeras carreras en 1909. O incluso en el primer Indy 500, en 1911. Y cuando empezamos a pensar en las instalaciones, muchos de nuestros aficionados solo vienen una vez al año y pretendemos que piensen: “Vaya, estas son las instalaciones que tanto entusiasmaron a mi padre”. En un mundo en el que no paran de construirse nuevos estadios y en el que la gente espera comodidades modernas, debemos encontrar la forma de mantener la historia y la tradición del Speedway, pero también ofrecer a los espectadores las comodidades a las que están acostumbrados.

Las 500 Millas de Indianápolis: mucho más que una carrera

Nada ha cambiado, salvo que tenemos asfalto sobre los ladrillos, ya presentes en el otoño de 1909. Los pilotos debe recorrer exactamente la misma superficie, con las mismas curvas y el mismo trazado que hace 114 años. Esta es una de las cosas que nos hace tan especiales. Además, a diferencia de las pruebas de Le Mans y Mónaco, somos más que una carrera automovilística. Si pensamos en el automovilismo, hay tres eventos en el mundo que cuentan con una prueba en la que el evento es más importante que la propia carrera. Creo que por eso las 500 Millas de Indianápolis son lo que son. En primer lugar, se trata de un acontecimiento y, en segundo lugar, de una carrera.

Este gran evento no sería posible sin la ciudad de Speedway

Un aspecto muy especial del Indianapolis Motor Speedway es su vecindario, la calle principal, los restaurantes y bares locales, así como las diferentes zonas que acogen nuestra carrera y nos ayudan a dar la bienvenida a gente de todo el mundo. Este año, para el día de la carrera contaremos con más de 35 países representados en nuestras tribunas. Una gran parte de los asistentes pasarán por la ciudad de Speedway. Por esta razón, el evento no sería posible sin esta ciudad. Juntos formamos una gran alianza.

¿Qué influencia tiene el Indianapolis Motor Speedway en la comunidad?

Gran parte de la labor que llevamos a cabo en las ciudades de Indianápolis y Speedway consiste en determinar cómo aprovechar el aeródromo Indianapolis Motor Speedway para impulsar estas zonas. La forma más evidente es el turismo. Los hoteles, los vehículos de alquiler, los restaurantes a los que el público irá a comer si nos visita durante uno de los fines de semana del evento… Paso muchísimo tiempo con los comercios de Main Street cuando se celebran eventos que no son las 500 Millas de Indianápolis, que ya cuentan con una gran repercusión, sino algunos de nuestros festejos más modestos, para asegurarme de que lo que aportamos es bueno para las instalaciones. Sin embargo, también nos planteamos si es positivo para nuestra comunidad.

Creando una nueva generación de aficionados al automovilismo

El día de la carrera, celebramos un concierto de música dance electrónica en la parte interior del trazado al que acuden 25 000 jóvenes menores de 30 años y no les importa que haya 300 000 personas sentadas en las gradas viendo la carrera. Están aquí para divertirse y pasarlo bien. Lo bueno para nosotros es que sé quiénes son esos espectadores, quiénes son esos niños, y podemos hacerles llegar mensajes y, con suerte, cuando crezcan pensarán: “Oye, no quiero bailar de 7 de la mañana a 3 de la tarde, pero sí que quiero asistir a las 500 Millas de Indianápolis porque es lo que hago el Día de los Caídos”. Ojalá podamos convertirlos en aficionados al automovilismo.

El mayor desafío del automovilismo

Creo que nuestro mayor desafío es seguir manteniendo la relevancia del automóvil de forma que conecte con los jóvenes que no lo consideran una forma de libertad y unidad, el tejido conductor que fue para muchos de nosotros.