SAVOIR-FAIRE Collected, Vol. 4, tercera parte

Morgan King y Neil Ferrier

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En la segunda parte de nuestra conversación con Morgan King y Neil Ferrier, hablamos de hacer travesuras y de Steve McQueen. En esta tercera parte, charlamos sobre su pasión por el coleccionismo, el amor verdadero por la relojería y los Frankenstein de los rastros.

The Edge En su opinión, ¿qué puede ser más sorprendente para un coleccionista? Para la gente ajena a este mundillo ¿qué creen que les impactaría más de él?

 

Morgan Que coleccionamos para nosotros mismos. Es una pasión. Hay una clara diferencia entre el coleccionista que compra algo porque piensa “esto es lo que creo que necesito para ganarme una reputación” y el que se dice “tengo que comprar esto porque esta pieza marca un antes y un después”. Creo que la pasión es lo que nos empuja a coleccionar. Es el elemento clave que impulsa a Neil a hacer lo que hace y que hace que yo me emocione.

 

Neil Sí, eso es. A menudo me refiero a los relojes que llevo como mi “armadura social”. Por trabajo, estoy obligado a acudir a muchas cenas y eventos distintos, y en ellos, el reloj se convierte en una armadura social bastante eficaz. Probablemente hubo algún momento cuando tenía treinta y pocos en que cavilaba sobre cómo conseguir más relojes caros, porque por alguna razón pensaba que así demostraba algo. Pero lo cierto es que tengo tantas historias singulares que empezaron con un reloj Bamford de plástico naranja chillón como con cualquier otra cosa.

 

Creo que los coleccionistas se equivocan a menudo al dejarse guiar por el valor de algo en lugar de por el cariño. Es algo que se ve en los foros que frecuentamos tanto Morgan como yo, cuando alguien pregunta “solo puedo gastarme tres mil dólares; ¿me compro esto o lo otro? ¿Cuál tendrá más valor en el futuro?”. Lo que pensamos es: “No, hay que dejarse guiar por el amor que algo despierte en ti”. Puede que no valga tres mil pavos. Lo importante es encontrar una pieza que verdaderamente signifique algo para nosotros; no mirar la muñeca y pensar que un reloj tiene un determinado valor económico.

 

Morgan Eso es; compra para ti mismo.

 

Neil Y si eres como Morgan, compra mucho para ti mismo.

 

The Edge Hablando del tema del valor, es obvio que los precios de los Heuer vintage han subido como la espuma durante la última década. ¿Cuáles piensan ustedes que son las razones?

 

Neil En pocas palabras: Un legado distinguido e identificable. Un pasado lleno de historias al que podamos remontarnos. Si pensamos en TAG hoy en día, vemos que su crecimiento reposa sobre la articulación de ese legado de distintas maneras. Es probablemente una de las razones por las que Porsche es tan fuerte: el linaje del 911 se remonta a 55 o 60 años atrás.

The Edge Morgan, ¿cuál es su interpretación?

 

Morgan Hay dos cosas. En primer lugar, si metemos relojes en una caja de zapatos, no les va a pasar nada. Son obras de arte magníficas y son muy móviles. Eso me encanta. Por otra parte, está la pasión. Hablo de la pasión de alguien como Neil: cuando visité su página web, descubrí la petaca que había hecho y me sorprendió por la pasión que había inspirado la creación. Ni siquiera bebo, yo me pongo café en la petaca. Cuando sentimos una gran pasión por algo, nos embriaga, incluso cambia la manera de expresarnos. ¿Por qué se considera a Jean-Claude Biver como un showman de primera? Porque tiene esa pasión. Habla con seguridad. Habla con amor. Enseguida se nota cuando hablas con alguien falso; cuando hablas con un coleccionista de relojes apasionado por lo que colecciona, la pasión se contagia.

 

Desde los años 1960, Heuer ha ganado un gran poder de seducción. También creo que hay como un renacimiento del automovilismo. Creo que eso también ha jugado un papel muy importante. Heuer ha lanzado muchas reediciones y no le tiene ningún miedo a presentar cosas nuevas. Tienen la colección Bamford, tienen una versión de golf. Autavia se hacía en color naranja, ahora está disponible en rojo, verde, con el Calibre 02. A la gente le ha dado mucho miedo probar cosas nuevas y ahora se han cansado de ver siempre lo mismo. Queremos ver colores nuevos. Una nueva vida. Hay que probar cosas nuevas, porque de lo contrario la emoción desaparece.

 

The Edge ¿Creen que hay algún reloj en especial de la historia de Heuer que se haya subestimado? ¿O bien algún elemento de diseño, de manera más general, que se merezca un retorno?

 

Neil Yo me guío por el aspecto visual. Por eso creo que el Pasadena tiene aún mucha vida por delante. No soy muy bueno estimando el valor actual de las cosas, pero digamos que vale unos mil quinientos dólares. Visualmente, el Pasadena negro es un reloj conciso con un cronógrafo bien diseñado. Ahí hay mucho espacio por explotar que la gente desconoce. Es fascinante. También creo que quizás veamos un resurgimiento de los cronómetros y de los relojes de carreras. Soy un apasionado del automovilismo, por lo que conozco muchos coleccionistas de coches que están volviendo al automovilismo vintage, a la experiencia del vehículo en sí. No me sorprendería ver surgir nuevas interpretaciones de relojes, de bellas piezas que ahora reposan sobre escritorios u otras cosas por el estilo. Ahí dejo esta curiosa reflexión.

 

The Edge Me encanta.

Heuer Carrera 1158

Morgan El Pasadena, seguro. El Montreal, también. Eran relojes que llevaban pilotos que no ganaban tantas carreras, por lo que no cobraron tanto protagonismo como otros. Como saben, al vencedor siempre se le obsequiaba con el Carrera 1158. Así que todos los campeones tenían uno. Niki Lauda tenía uno. Después está el 2446, que fue un clásico y que le gustaba a todo el mundo. A mí siempre me han gustado los relojes despertadores de campana. Tengo toda una colección entera. ¡Qué sorpresa!, ¿verdad? No sé si habrán oído hablar del escándalo provocado por el reloj de viaje Hodinkee.

 

Neil (Se ríe) Un escándalo merecido.

 

Morgan Ahora esos relojes valen diez mil dólares y nadie quiere venderlos. Se ha creado un reloj clásico de culto, por así decirlo. A mí, esas campanas me encantan. Son geniales, porque hablan del pasado, pero también del futuro. Siempre he tenido la sensación de que están subestimadas.

 

Neil Creo que atravesamos épocas o modas. Por ejemplo, con los tamaños: un reloj de 42 milímetros de repente parece grande a diferencia de hace cinco o diez años. Ahora mismo estamos trabajando en una marca de relojes para niños, por eso he estado llevando un reloj de 33 milímetros. Es muy pequeñito, pero es divertido vérselo puesto en la muñeca. Por otra parte, diría que hay relojes como el Dato Carrera que tienen mucho potencial para ganar más valor, ya que es una creación pequeña con esfera negra y de líneas depuradas. Es como un esmoquin. No es que sea un reloj especialmente asequible en la actualidad, pero creo que tiene potencial para ganar más valor.

Heuer Monaco 1133B

The Edge Morgan, ha utilizado el adjetivo “seductor” para describir los relojes TAG Heuer. ¿Cuál le parece más seductor?

 

Morgan ¡Como si no estuviera suficientemente claro! El Monaco, o como diría Jack Heuer: “el Mo-NA-co”. Es el abuelo. En una época en que todo era redondo, salió con una caja cuadrada azul. No hay nada más seductor que eso. Es todo un icono. Como las latas de Campbell’s Soup de Andy Warhol: causaron gran impacto, pero ahora forman parte de la historia. Para mí, es el reloj más seductor.

 

The Edge ¿Cuál?

 

Morgan El clásico. El 1133B. ¡Siempre! Azul.

 

The Edge ¿Y para Neil? ¿Cuál es su Santo Grial?

Neil Voy a dar dos respuestas. El Autavia “Orange Boy”, porque destaca entre los demás. Estoy seguro de que otra persona diría algo más oscuro, pero no hay ningún otro reloj con ese diseño plateado, gris y naranja. Fue una pieza icónica que me atrevería a poner al mismo nivel que el GMT Rolex Pepsi y que parece tan identificable como este. Creo que es fascinante. Es un reloj único. También el 2446 por el equilibrio estético, ya sea el Rindt o el GMT, aunque el primero fue el 2446 que quería conseguir. Desde el punto de vista de la estética, el peso o el tamaño de las asas, este reloj es un diez.

 

Morgan El 1163V.

 

Neil Por supuesto.

 

Morgan Tiene gracia. Cuando fui a la cumbre Heuer en 2013, vi dos 1163V allí que despertaron mi interés y me dije que tenía que conseguirlos. Estuve preguntando a todo el mundo si me querían vender el suyo, pero nadie accedió. Durante tres días estuve incordiando a todo el mundo. Al final, ya les había dicho a todos: “Si alguien quiere venderme su 1163V, que se ponga en contacto conmigo, por favor”. En aquella época, creo que rondaban los once mil dólares, quizás doce mil, lo que era bastante caro para un Heuer, pero me dije: “¡Qué diablos!, la suerte sonríe a los audaces”. Quizás mis hijos no vayan a la universidad. Así que, para el final del viaje, como le había dicho a todo el mundo que le compraría el reloj, acabé consiguiendo cuatro. No pude quedármelos todos. En fin, para mí, el 1163V es un reloj muy seductor. Ni que sea por la experiencia que viví intentando conseguirlos.

 

Neil Probablemente podríamos pasarnos otras dos horas hablando sobre aventuras al azar intentando conseguir un reloj determinado.

 

The Edge Me encantan esas anécdotas. Neil, no se reprima, cuente alguna historia.

Heuer Autavia 1163V

Neil Bueno, mi historia es sobre un 2446 Rindt. Tenía documentos que daban fe de una disputa entre el propietario y Jack Heuer. En pocas palabras, el propietario había enviado su reloj a reparar tres veces y al final le dijo a Jack que su empresa era una basura. Tuvieron una pelea bastante visceral por carta. El proceso para conseguir el reloj fue angustioso. Lo que debería haber gastado en el reloj eran tres mil dólares, pero sin pensarlo acabé enviando diecisiete mil dólares a un tío de Chicago que me había enviado una fotografía borrosa hecha con un teléfono antiguo de su carnet de la NRA (Asociación Nacional del Rifle, por sus siglas en inglés) como documento identificativo. Pensé: “esto va a hacer que pierda hasta la casa”. Pero tenía que hacerlo. Y por suerte, recibí el reloj. Le envié fotos a Abel y casi le da un infarto. Una vez también encontré un Autavia “Big Eye”, la primera generación de Autavia: la caja y la esfera eran del Autavia, pero el fondo de la caja era de Breitling, las manecillas eran de Rolex y tenía otras partes de otras marcas. Lo encontré en un rastro y se lo vendí a otro coleccionista que fue capaz de sacarle provecho.

 

The Edge ¿Puedo preguntar cuánto costaba ese reloj en el rastro?

 

Neil Creo que lo conseguí por mil doscientos pavos.

 

The Edge Es un precio bastante alto para ser de un rastro.

 

Neil Bueno, es que sabía que el reloj era más o menos valioso. Creo que lo vendían por dos mil, pero les dije que aquello era una mezcla de cuatro relojes y que no podían venderlo por ese precio.

 

The Edge Era un reloj Frankenstein.

 

Neil (se ríe) Exacto.

 

The Edge Quizás no debería utilizar la analogía de la infección en los tiempos que corren por razones obvias, pero Morgan antes ha dicho que la pasión se contagia y está claro que la energía y la pasión que ustedes tienen como coleccionistas son muy contagiosas.

 

Morgan No solo es una pasión personal. Si podemos ayudar a alguien más a encontrar su próximo reloj y podemos conseguirlo, eso es lo fundamental. Es nuestra afición. Nos encanta y no nos sentimos culpables por ello.

 

Neil Y la comunidad de coleccionistas es muy cordial.

 

Morgan Desde luego. No me gusta estar rodeado de gente que dice cosas como “No quiero hablar con este porque solo tiene esto o lo otro”. No entiendo este tipo de actitud. En cambio, los aficionados a Heuer son realmente fantásticos. Son personas sensatas y aplicadas. Eso sí, no se olvide de señalar que somos los más atractivos.

 

Neil ¡Sí, sí! Me gustaría que se nos presentara como el dúo más juvenil, simpático y extraordinario que jamás hayáis entrevistado en la revista.

 

The Edge Veré lo que puedo hacer.