ESTILO DE VIDA En manos del tiempo: la última zona horaria de la Tierra

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Descubra lugares lejanos que se distinguen por sus husos horarios.

Aunque el tiempo es realmente importante para este conjunto de islas volcánicas, aquí es fácil olvidarse de él. En este lugar reina el azul. El cielo es azul eléctrico. El mar azul celeste. Las lagunas son color turquesa. Da la sensación de que los mejores tonos de azul se crearon exclusivamente para el país. Hay otros colores, pero solo están ahí para ensalzarlo. Las arenas blancas separan las cálidas aguas de las colinas verde esmeralda que se extienden hasta las calles de la capital del país, Pago Pago. Aquí solo existe una estación: el verano. La temperatura no baja de 28,9 °C (84 °F) ni supera los 30 °C (86 °F). La última zona horaria de la Tierra es también uno de los lugares más impresionantes del planeta. Así es este territorio. Situada en el Pacífico Sur, esta nación insular es la última masa de tierra habitada donde el reloj marca la medianoche. A medio camino entre Hawái, en el norte, y Nueva Zelanda, en el sur, Samoa Americana es conocida por sus ricos tonos azules, sus lugares históricos, sus playas y su relación con el tiempo.

Por Tavita Togia, Servicio de Parques Nacionales — Parque nacional de Samoa Americana.

Una cuestión de tiempo

Sin que parezca una lección de geografía, hablaremos de la línea internacional de fecha antes de volver a Samoa Americana. Ambas están estrechamente ligadas. Todos sabemos que el tiempo es una invención, un producto de nuestra imaginación. Se trata de un conjunto de ideas que nos permite vivir mejor nuestro día a día. La línea internacional de fecha es una de ellas. Es una línea imaginaria que se extiende desde el Polo Norte hasta el Polo Sur, atravesando el centro del Océano Pacífico. La línea se creó en 1884 durante la Conferencia Internacional del Meridiano, celebrada en Washington D. C.

Al cruzarla, se gana o se pierde un día, dependiendo de la dirección. Si nos dirigimos hacia el oeste, ganamos un día. Si nos dirigimos hacia el este, lo perdemos. Al no tratarse de una línea real, es fluida. Los países pueden modificarla (y la han modificado) según sus necesidades. Esto no requiere el consentimiento de otros países ni de un órgano de gobierno. Cada país puede tomar su propia decisión. Solo deben hacerlo público e informar a la comunidad internacional. En 1995, Kiribati decidió establecer un mayor vínculo económico con Australia y Nueva Zelanda. Por ello, amplió la línea hacia el este para abarcar las lejanas islas orientales, creando una “brecha temporal” en el mapa. Casi dos décadas más tarde, Samoa adoptó una medida similar. Esta iniciativa cambiaría el rumbo de Samoa Americana.

El gran salto al futuro

Las naciones insulares de Samoa y Samoa Americana estaban unidas hasta que se dividieron a finales del siglo XIX. En 1892, Samoa cambió de huso horario, saltando del lado occidental al oriental de la línea para sincronizarse con los comerciantes de California. Sin embargo, en 2011, volvió a situarse en el lado occidental ante el creciente volumen de negocios con Australia y Nueva Zelanda. Así, el país que se proclamaba el último lugar de la Tierra donde se ponía el sol se convirtió en el primero bañado por la luz del día. Al hacerlo, los samoanos perdieron un día, pasando directamente del 29 al 31 de diciembre. El 30 de diciembre de 2011 nunca existió para Samoa. Samoa Americana se convirtió oficialmente en el último lugar de la Tierra donde se pone el sol. Desde entonces, la isla ha demostrado que esta posición no es tan negativa.

La línea internacional de fecha está a solo unos kilómetros de Samoa Americana, por lo que desde las playas occidentales del país se vislumbra el mañana. Si desea celebrar el Año Nuevo (o su cumpleaños) dos veces, puede viajar 35 minutos en avión desde Samoa a Samoa Americana, que tiene 24 horas de retraso con respecto al país vecino. La última zona horaria de la Tierra se puede considerar un auténtico paraíso azul, una nación insular o un agujero de gusano que permite viajar al futuro y regresar al pasado en solo 35 minutos. ¿Por qué recurrir a una máquina del tiempo cuando existe Samoa Americana?