SAVOIR-FAIRE La evolución del reloj de pulsera: ¿Por qué se dejaron de utilizar los relojes de bolsillo?
Segunda parte
5 minutos
Movimientos militares (continuación):
Poco después de que los oficiales empezaran a llevar de manera habitual sus relojes de bolsillo en la muñeca, los soldados rasos bajo su mando también adoptaron esta práctica. De hecho, la Primera Guerra Mundial fue la época en la que estos relojes se popularizaron. Los soldados recibían relojes de pulsera, también llamados de trinchera, para que pudieran llevar todo su pesado equipo y tener las manos libres. Estos relojes estaban equipados con los movimientos de los relojes de bolsillo y con la corona situada generalmente a las 12 horas. Presentaban correas de piel e índices luminosos que permitían coordinar con precisión las maniobras y los ataques, convirtiéndose en una parte primordial del equipo de los soldados en el frente antes de propagarse como el fuego en las trincheras.
En ocasiones estaban protegidos con una especie de jaula metálica que se fijaba sobre la caja del reloj para defender el cristal de posibles daños. También era muy común personalizarlos con nombres o mensajes grabados, lo que los convirtió en una rica fuente de colores y detalles históricos hasta nuestros días. Sin embargo, a pesar de estar firmemente arraigados en las exigencias de la guerra, los relojes de pulsera no se limitaron a este ámbito, sino que se popularizaron también en el mundo civil. Estas piezas comenzaron a ser utilizadas a diario por los hombres como símbolo de heroísmo, masculinidad y valentía para recordar la esencia de los valientes soldados.
Uno de los primeros cronógrafos de pulsera Heuer de 1914
Relojes de volaron alto
Otro importante factor en cuanto a la popularidad del reloj de pulsera fue el piloto brasileño Alberto Santos-Dumont. A principios del siglo XX, Santos-Dumont buscaba un reloj que le permitiese usar ambas manos en los mandos mientras cronometraba los vuelos. Así, con la ayuda de su amigo Louis Cartier y del relojero Edmond Jaeger, nació el reloj de pulsera Santos. Otros pilotos no tardaron en adoptar este modelo, ya que utilizarlo en los vuelos era mucho más práctico y seguro. Los pilotos militares contribuyeron en gran medida a su gran popularización.
Reloj de bolsillo con esfera abierta esmaltada
La popularización de los relojes de pulsera
En 1917, el diario británico Horological Journal publicaba: “[…] Antes de la guerra, los hombres apenas utilizaban los relojes de pulsera, pero ahora es muy común observar estos relojes en la mayoría de hombre de uniforme y de civiles”. Algo más tarde, en 1930, había cerca de 50 relojes de pulsera por cada reloj de bolsillo. Este mercado en auge supuso la llegada de innovaciones y nuevas características con rapidez: el primer sistema de cuerda automática se inventó en la década de 1920.
La evolución relojera de la Manufactura Heuer
En 1869, la Manufactura Heuer, siempre a la vanguardia, ya había realizado grandes progresos en términos de innovación al patentar un sistema de cuerda sin llave accionado por una corona para relojes de bolsillo. Heuer patentaría el piñón oscilante en 1887, una revolucionaria innovación que consistía en un cuerpo cilíndrico móvil con dos engranajes dentados diferentes que se accionaban para que la función de cronógrafo se pusiera en marcha o se detuviera al utilizar los pulsadores. Esta invención tendría tanta importancia que sigue presente en cronógrafos mecánicos de la actualidad.
Otro de los primeros cronógrafos con las asas soldadas
A principios del siglo XX, la Manufactura Heuer, sinónimo de modelos prácticos y resistentes que se adaptaban a la perfección a su propósito, ya se había labrado una reputación en cuanto a precisión y durabilidad. Para Heuer, prestigioso proveedor de cronógrafos deportivos, cronógrafos de salpicadero y cronómetros fáciles de utilizar, la transición hacia los relojes de pulsera era, en muchos sentidos, un paso de gigante con cierta lógica. Con la creciente demanda de relojes resistentes para las trincheras, Heuer adaptó rápidamente el movimiento de cronógrafo de los relojes de bolsillo, presentando su primer cronógrafo de pulsera en 1914.
Al rotar astutamente el movimiento y desplazar los contadores a las 9 y a las 3 horas en vez de a las 12 y a las 6 horas, la corona dejó de ser tan propensa a los daños. Las asas también se situaron en las 12 y 6 horas, ofreciendo una mayor legibilidad. A pesar de que los cronómetros Heuer solían fabricarse con elegantes cajas de oro, este metal precioso no era demasiado robusto y podría dañarse con facilidad bajo las traicioneras condiciones de la guerra. Con un enfoque pragmático, Heuer apostó por crear robustas cajas de metal que resistieran las inclemencias climáticas, no solo para los militares sino también para el uso civil. Las asas pasaron de ser elementos parcialmente soldados, lo que hacía que la esfera se agrietase o rompiese con facilidad, a estar articuladas para, posteriormente, volver a ser soldadas en su posición. Las agujas luminiscentes y los llamativos números mejoraban la legibilidad durante todo el día, lo que se convertiría en una constante para la marca.
Reloj de bolsillo de Charles Heuer
¿En resumen? La transición del cronómetro a los relojes de pulsera, provocada por las exigencias de los períodos de guerra fue, de hecho, una extensión genuinamente natural de la filosofía de Heuer, no solo en cuanto a su excepcional diseño y precisión, sino también en cuanto a fiabilidad, durabilidad e innovación. Gracias a la reinterpretación continua del reloj de pulsera por parte de TAG Heuer, desde el brazalete ergonómico del reloj Connected hasta los nuevos hitos en el diseño de sus cronógrafos, el legado continúa hasta nuestros días. ¿Cuál será el siguiente paso del reloj de pulsera? ¡Permanezca atento!