CUENTOS EXPERTOS EN TIEMPO: André Lotterer, piloto de Fórmula E

Piloto del equipo TAG Heuer Porsche Fórmula E

8 min

En esta serie de entrevistas, conocemos a cronometradores de todos los ámbitos de la vida, personas para las que el tiempo es la esencia. Quizá nuestros invitados no son embajadores TAG Heuer oficiales, pero son ejemplos reales de lo decisivo que puede ser un milisegundo. Y es de esperar que tengan algunas cosas fascinantes que decir sobre esto... Desde chefs hasta pilotos, cirujanos y DJs, descubra cómo los mejores mantienen, doblegan o viajan a través del tiempo como lo conocemos.

En esta ocasión, nos encontramos con André Lotterer, el héroe del automovilismo, en las montañas de Tirol, Austria, donde se mantiene en forma en la víspera de la Serie 7 de la Fórmula E con travesías de esquí de fondo de 3,5 horas de duración a gran altitud…

Retrocedamos en el tiempo, ¿recuerda la primera vez que se sintió fascinado por los coches? ¿Qué edad tenía y qué era exactamente lo que le atraía? ¿Fue la estética, la velocidad o la potencia?

La verdad es que se trata de una larga historia, ya que mi padre era el director de un equipo de carreras en Bélgica y mi madre siempre podía llevarme a los circuitos y rallies cuando era pequeño. Así que desde que tengo memoria he estado rodeado de coches de carreras. Mi fascinación viene desde el principio, incluso antes de que pudiera caminar. Cuando era pequeño, siempre admiraba a los pilotos y era lo que quería ser de mayor. Así que yo diría que fue en ese momento cuando decidí que quería ser piloto. Desde entonces, ha sido una historia de amor.

 

Para un niño, todos esos sonidos, olores y experiencias sensoriales de las carreras tenían que ser alucinantes…

Sí, fue increíble. A veces mi padre me llevaba a algunos entrenamientos. Al final del día, me dejaba sentarme en el asiento del copiloto… y la verdad es que no llegaba ni a ver el circuito. Pero pude sentir la emoción, una sensación increíble. La verdad es que mi padre sabía lo que hacía. Pero yo era muy pequeño para darme cuenta.

Nunca podré olvidar el día en el que me regaló un kart, me emocioné muchísimo. Antes de eso tenía uno de esos karts a pedales. Recuerdo que me llevó al taller y le pidió a los mecánicos que mojaran el suelo y me empujaran. Yo ya estaba intentando realizar sobrevirajes y derrapes… mi padre no podía dejar de reírse.

Luego seguimos con los karts de verdad, el otro era demasiado lento. Una semana más tarde, regresamos y vimos que había un kart para niños en oferta en una tienda. Nos quedamos mirándolo y me preguntó muy serio si quería que nos lo llevásemos. Yo solo tenía siete años. Pero él me explicó que era algo serio y que costaba bastante. Me dijo que si lo quería, tendría que implicarme, que no podía aburrirme y empezar a jugar al fútbol o al tenis. Yo le dije que sí y me fui corriendo a casa para contárselo a mi madre. Ella no podía creérselo. Sabía que mi padre era un perfeccionista de las carreras y que ese era el principio de una increíble aventura para convertirme en piloto. Pero también fue el principio de muchos sacrificios para mis padres.

Su imagen en el interior del coche, incapaz de ver por encima del salpicadero, es simplemente brillante…

Lo pasaba muy bien con el primer kart. Lo poníamos en la parte trasera del coche, con las ruedas en el maletero, y mis padres se subían en los asientos delanteros del coche, dejándome a mí en el asiento del kart. Allí era donde siempre había querido estar.

 

Está claro que, más allá del apoyo de sus padres y de la intuición de su padre, tenía un talento natural. ¿Cuál fue el momento más significativo de sus inicios en el que se dio cuenta de que podía competir al máximo nivel?

Hasta los 12 o 13 años, fue todo gracias a la intuición y a los esfuerzos de mi padre porque cuando eres pequeño solo quieres jugar. Mi madre contribuyó a encontrar el equilibrio perfecto, recordándole a mi padre que yo solo era un niño cuando me presionaba demasiado. Pero de verdad, si estoy donde estoy es porque mi padre puso el listón muy alto.

De repente, a los 13 años, algo hizo clic. Empecé a fijarme en los pilotos internacionales de karts de mayor nivel. Recuerdo ver aquella pegatina en la que solo podían poner su nombre los pilotos. Tuve claro que quería tener una de esas pegatinas, pues eso significaría ser el piloto de un equipo oficial. Desde ese momento, dediqué todos mis esfuerzos para conseguirlo.

Para aquellos lectores que no están familiarizados con la Fórmula E, díganos, ¿qué es lo que la hace diferente y tan emocionante para formar parte en la actualidad?

Hay muchísimas cuestiones emocionantes sobre la Fórmula E. En primer lugar, es una gran oportunidad para participar en la carrera del futuro. La innovación está a la orden del día. Además, llevamos las carreras a las calles de las ciudades, lo que suele movilizar a los espectadores, muchos de ellos nuevos. En cuanto al rendimiento, los vehículos son muy parecidos: la atención se centra en los pilotos. Para nosotros, afrontar las calles, derrapar entre muros estrechos y gestionar la intensidad de la energía es un auténtico reto. Aunque la potencia es algo inferior a la de los coches de carreras de combustión convencionales, competir en las calles de una ciudad es mucho más difícil que ir a 250 km/h en un circuito.

En la Fórmula E se trabaja mucho con los equipos realizando simulaciones para prepararlo todo, pues los recorridos en los que se compite son desconocidos. No podemos entrenar en las ciudades, así que hay que ir muy bien preparado. Además, hay muchas situaciones que tener en cuenta. Considero que es un desafío deportivo muy interesante en el que la astucia y la inteligencia tienen un papel importante. Se compite por la eficiencia en todo momento, calculando las condiciones óptimas para cada curva e intentando ser más astuto que los demás. Hay muchos pequeños detalles que pueden marcar la diferencia.

 

Con la Fórmula E, existe esa sensación de que todo es innovador, pionero y se está abriendo camino. ¿Echa de menos sentir el peso de la historia en sus hombros o se siente liberado al emprender un nuevo camino?

Creo que en la actualidad es muy importante que las cosas tengan sentido. Es fantástico hacer cosas divertidas. Para mí, esa es otra de las cosas positivas de la Fórmula E: se trata de una carrera al uso, pero también es una carrera por la eficacia. Y esto es muy importante. Como seres humanos, tenemos la responsabilidad de hacer algo; en nuestro equipo, tenemos la responsabilidad de hacerlo con nuestros mejores recursos e ingenieros. Esto es lo que ocurre constantemente con la Fórmula E: superamos los límites e inspiramos a la gente a pasarse a los coches eléctricos para lograr un mundo más limpio. Así que no solo se trata de los aspectos tecnológicos, también tenemos que demostrar que conducir coches eléctricos puede ser una gran experiencia. Y estamos haciendo muy buenas carreras con ellos.

Para usted, ¿cuál es el momento más crucial antes de una carrera? ¿La noche de antes? ¿La noche de después?

Definitivamente, la media hora antes de la sesión de clasificación. ¿Por qué? Bueno, principalmente porque competimos a 200 kWh. Esa es la energía media. Sin embargo, en las sesiones de clasificación podemos llegar hasta los 250 kWh, una energía significativamente superior y a la que apenas nos permiten entrenar. Solo nos permiten llegar hasta esa energía una vez en la FP1 y otra en la FP2. Todos los puntos de referencia y de frenada, así como las velocidades, son mucho más elevadas durante esta vuelta de la sesión de clasificación y es importante aprovecharlo. Las sesiones de clasificación son muy estresantes. Todos queremos realizar la vuelta perfecta, pero también hay un enorme factor sorpresa. Innegablemente, los nervios empiezan a hacer mella en la mentalidad.

Durante las carreras, ¿siente que se enfrenta al reloj, a otros pilotos o equipos, o a usted mismo?

En general creo que compito contra mí mismo. Mi mentalidad siempre ha sido que estaremos a la cabeza si aprovecho al máximo a mi equipo y sacamos lo mejor de nosotros mismos. Para mí ese es el gran reto. Es necesario ser muy crítico. Cada vez que nos aproximamos a una curva tenemos que frenar y después hay que calcular el pequeño tramo en el que podríamos haberlo hecho mejor. Y claro, aunque compitamos contra otros pilotos sobre el asfalto, en realidad se trata de mejorar nuestro propio rendimiento. ¿Cómo se adelanta a otro piloto? La verdad es que no me centro tanto en los adversarios, me centro en mí mismo y en cómo puedo mejorar la situación.

 

Y en cuanto a esa autocrítica y a las decisiones difíciles que debe tomar, ¿cómo es su percepción del tiempo en el interior del vehículo? ¿Lleva un cronómetro en el salpicadero? ¿En qué métricas se fija?

En la Fórmula E nos fijamos principalmente en dos métricas. En una pantalla puedo analizar los tiempos principales, ver cuándo tengo que tomar una curva y comprobar si estoy por encima o por debajo del tiempo. Pero también nos fijamos en otras métricas como en la energía, muy importante para la eficacia de la conducción. Estas son las métricas que intentamos mejorar constantemente. Cada vez que se pierden unas décimas o algo de energía, uno se enfada consigo mismo.

Durante esos momentos de gran presión, ¿siente que el tiempo pase más rápido o más lento? Al terminar una carrera, ¿es capaz de recordarla secuencia tras secuencia o tiene la sensación de que los recuerdos están difuminados?

Es una buena pregunta. La verdad es que estoy tan concentrado en la carrera que los recuerdos parecen estar difuminados. A veces no sé qué ha pasado, pero es porque tenemos que confiar en nuestros instintos. Si un piloto se pone a pensar demasiado, perderá la delantera. El objetivo es estar tan bien preparado y con tanta confianza que todo suceda de forma instintiva, permitiendo cierto margen para la estrategia. Y claro, cuando todo esto se junta, es fácil que esté borroso.

 

Pasemos ahora a las carreras de resistencia: en una carrera como Le Mans, las 24 horas son el centro del evento. ¿Cómo se mentaliza?

Para mí es realmente sencillo. Debemos tener en cuenta dos cosas: la primera es que es hay que estar al 100%. Es muy fácil pensar en conducir al 98% o al 99% para hacerlo de forma más segura. Pero entonces estarás derrochando el presupuesto de tu equipo y no estarás aprovechando al máximo tu coche. Por otra parte, puede que si conduces al 101% todo vaya muy bien hasta que choques con alguien. Entonces también estarás malgastando la oportunidad. La idea de Le Mans es mejorar todo lo posible y conducir al 100% en todo momento. Hay que arriesgar lo justo y aprovechar al máximo el coche en todo momento.

Lo segundo que debemos tener en cuenta en Le Mans es que tenemos que recurrir a una especie de sexto sentido. Hay tres categorías a diferentes velocidades y cuando te acercas a vehículos más lentos tienes interpretar lo que van a hacer y el tipo de piloto que hay al volante. Porque cuando te propones adelantar a otros pilotos es esencial que también tengas cierto control de lo que va a pasar para evitar posibles colisiones.

« Debes confiar en tu instinto. Si pensamos demasiado, perderemos la delantera [...] »

ANDRÉ LOTTERER EQUIPO TAG HEUER PORSCHE FORMULA E

Cuando encuentra ese equilibrio perfecto al 100% y todo funciona bien, ¿cómo lo nota en su cuerpo?

Cuando todo sale bien, te conviertes un todo con el coche, es una satisfacción increíble. Es como si estuviese jugando con el coche y, al mismo tiempo, consiguiendo los mejores tiempos. Cuando todo fluye, es como poder volar, una sensación natural y un auténtico placer. Entonces puedes superar los límites y seguir sintiéndote cómodo fuera de ellos. Y claro, es tan divertido que no quieres se termine.

 

Comenzó a competir con tan solo 7 años, cuando no podía ni ver por encima del salpicadero. ¿Cómo ha cambiado su percepción del tiempo con el paso de los años? ¿Se ha ralentizar o se ha acelerado?

Mi percepción del tiempo se ha acelerado, sin duda alguna, y creo que es un sentimiento compartido por todos los compañeros. La verdad es que he pensado mucho acerca de esto y creo que cuando solo tenemos un año, un año de vida supone el 100% en nuestra escala cerebral, cuando tenemos dos años, un año supone el 50%, y así sucesivamente. Así que con mi edad, los años cada vez pasaban más rápido. Pero he tenido suerte. He disfrutado de momentos formidables. Desde el principio, tuve la suerte de sumergirme en el automovilismo y pude pasar por diferentes épocas hasta ver los comienzos de las carreras de rally en el equipo de mi padre, además de todos esos coches fabulosos de la década de los años 80 y 90. Y después llegó mi turno: pude vivir la evolución de los antiguos circuitos de carreras a los nuevos circuitos y el paso de los coches con motor diésel e híbridos a coches totalmente eléctricos. Hasta ahora ha sido un experiencia maravillosa. Y no ha dejado de sorprenderme nunca. Así que espero que los años sigan pasando.

 

Otra obviedad sobre el paso del tiempo es que en aquellas ocasiones en las que existe la repetición, el tiempo parece pasar mucho más deprisa porque el cerebro no tiene que producir nuevas sinapsis. Pero cuando modificamos los hábitos todo el tiempo y cambiamos continuamente de ciudad, el cerebro tiene que ampliar el tiempo. Por lo tanto, la forma en la que un piloto desarrolla su trayectoria profesional, persiguiendo siempre nuevos retos, hará que su concepción del tiempo sea más amplia que la de la mayoría de las personas. ¿Ha cambiado su reloj favorito?

Cuando era pequeño, era un poco insoportable con mis padres porque estaban invirtiendo mucho dinero para que mi carrera tuviera éxito. Pero mi mayor deseo era tener un reloj TAG Heuer cuando cumpliese los 18 años y, de alguna manera, consiguieron reunir el dinero. Se trataba de un TAG Heuer Link y siempre lo llevé conmigo.

 

¿Y ahora?

En la actualidad casi siempre utilizo el reloj que tenía mi padre. Un Heuer vintage.

¿Cómo ha cambiado su vida durante el “tiempo muerto” del último año?

Fue interesante porque estaba acostumbrado a ir de un lado para otro sin parar, cogiendo vuelos cada tres o cuatro días, y de repente… Se terminó. Si le soy sincero, creo que para alguien como yo, poder pausarlo todo, recargar energías y aprovechar bien el tiempo es algo muy valioso. Pude relajarme y pensar sobre cómo era mi vida cuando no estaba compitiendo o persiguiendo todos mis objetivos. También pude tener la ocasión de plantearme quién era y qué estaba haciendo con mi vida. Fue fantástico, pude pasar tiempo con mi madre, mi novia y con las personas que quiero, además de vivir de forma sencilla. Creo que esa sería la enseñanza: es posible disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, como plantar mis verduras, cocinar y volver a lo esencial.

 

Pasemos ahora de lo esencial a los extremos de la complejidad y el diseño. ¿Podría dedicar algunas palabras a la colaboración entre Porsche y TAG Heuer y explicar lo que significa que estas increíbles marcas se unan?

Cuando me enteré de que esta colaboración iba a tener lugar, me emocioné bastante porque acababa de entrar en el equipo, y cuando escuché que TAG Heuer sería el socio y cronometrador oficial me alegré muchísimo, pues eran dos de mis marcas favoritas. Tuve la oportunidad de trabajar con otros constructores y equipos, pero siempre quise seguir con Porsche. Además, como mencioné antes, siempre me había sentido atraído por TAG Heuer desde que era pequeño porque para mí Ayrton Senna era una gran inspiración. Ver a estas dos marcas legendarias y con una importancia capital para el automovilismo uniéndose era fantástico, pero participar en la ecuación… Es algo realmente especial. Me siento muy afortunado por formar parte de esta colaboración.

 

Ahora solo le queda ganar, ¿no?

¡Claro! Ese es el objetivo. Me estoy entrenando todos los días, presionando al equipo y haciendo todo lo que haga falta. Así que cuente con que voy a entregarme al máximo.

La temporada 2020/2021 del campeonato del mundo de ABB FIA Fórmula E arranca el 26 de febrero en Diriyahm, Arabia Saudí. Lotterer competirá junto a su compatriota Pascal Wehrlein con el impresionante equipo TAG Heuer Porsche Formula E en el segundo intento de la escudería por hacerse con los mejores resultados.