SAVOIR-FAIRE Tiempo récord: cómo Richard Sapper diseñó el Heuer Microsplit 520 en tan solo cuatro meses
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El Heuer Mikrograph, el primer cronómetro con una precisión de una centésima de segundo, lo presentó por primera vez Charles-Auguste Heuer en 1916. A pesar de que este micrógrafo sería diez veces más preciso que ningún otro disponible hasta la fecha, los relojeros Heuer consiguieron desarrollar los prototipos en cuestión de pocos meses.
Avancemos hasta finales del siglo XX, momento en que se produce una de las transformaciones más importantes en la historia del micrógrafo: el nacimiento del cronómetro Heuer Microsplit 520 en 1976. El afamado diseñador industrial Richard Sapper crea el primer cronómetro con pantalla LCD en tamaño de bolsillo de la historia con una precisión de una centésima de segundo. Así, el TAG Heuer Microsplit supuso todo un hito en cuanto a funciones y diseño. De algún modo, Sapper logró, tal y como hicieron sus predecesores en Heuer, y con una singular sincronía, crear este diseño (y prototipo) innovador a una velocidad sobrehumana, de nuevo en cuestión de pocos meses.
Considerado como uno de los diseñadores más significativos de su generación, Sapper era reconocido por dar vida a unas creaciones que combinaban de manera impecable la sencillez de las formas con una innovación técnica impresionante. Su característico estilo solía poner de manifiesto un particular sentido del humor, elementos sorpresa y una imaginación única, una seña de identidad que, posteriormente, lo llevó a recibir múltiples premios de diseño internacionales y a formar parte de las colecciones permanentes de prestigiosos museos, desde el MoMA hasta el V&A. Su éxito se debía, en parte, a su enfoque prágmatico del diseño:
“Lo que motiva todo mi trabajo de diseño es el deseo de encontrar una solución lógica a un problema […] con el que yo mismo me haya topado o que pueda surgir en la vida de los demás. Así, una vez identificado, intento buscarle una solución lógica”.Richard Sapper – “The Process of Design” en Pacific Design Center News (Los Ángeles, 1987).
Pero ¿cómo aplicó este pragmatismo a la hora de crear para TAG Heuer un diseño tan extraordinario en un plazo tan corto? Durante los años 60 y 70, predominaba una atmósfera de cambio en el ámbito de la ingeniería eléctrica. En palabras de Sapper:
“[Heuer] fue uno de los primeros en comprender que la era de los relojes mecánicos estaba llegando a su fin y que el diseño industrial era absolutamente necesario…” – Richard Sapper, “The Process of Design”, en Pacific Design Center News (Los Ángeles, 1987).
En consonancia con estos tiempos de cambios, afrontó el reto de crear el diseño de un reloj electrónico, de gran calidad y a gran velocidad. Así, Sapper afirmó:
“El diseño del reloj tan solo me llevó cuatro meses. Normalmente, pasa al menos un año desde que se me asigna un diseño hasta que el producto está terminado. Pasados seis meses, los prototipos estaban listos y, un mes más tarde, se podían utilizar. En total, fueron once meses: un tiempo récord”.– Richard Sapper, “The Process of Design” en Pacific Design Center News (Los Ángeles, 1987).
Los cambios —tanto en el campo de la ingeniería como en el de la informática— se producían a tal velocidad que los mecanismos electrónicos pudieron evolucionar aún más rápido.
“Cuando el reloj salió al mercado, estaba equipado con un sistema electrónico que iba tres generaciones por delante de los demás relojes; funcionaba mejor, costaba la mitad y ocupaba tan solo una décima parte de lo que había planeado inicialmente para el diseño del reloj”.– Richard Sapper, “The Process of Design” en Pacific Design Center News (Los Ángeles, 1987).
Las innovaciones de Sapper en la creación del Microsplit 520 no solo revolucionaron el mundo de la relojería, su influencia abarcó también el desarrollo de los primeros ordenadores personales. Los productos que Richard diseñó para Heuer tendrían una fuerte influencia en los diseños que creó posteriormente para IBM; por ejemplo, su diseño para el cronómetro Microsplit incluía una caja articulada que se convertiría más adelante en un concepto clave para la creación del famoso ThinkPad. Él mismo llegó a declarar que su relación con Heuer resultó un factor decisivo en su desarrollo profesional:
“La colaboración [con Heuer] supuso un gran proyecto, y la creación del Microsplit 520 fue muy importante para mí. La disposición de los elementos —con las pilas en la parte frontal y los botones y controles bajo la tapa— parecía algo lógico en aquel momento, pero además se convirtió en una especie de referencia para la creación de todos mis ordenadores portátiles. Es decir, […] dimensiones aparte, era como un ordenador portátil: contaba con un sistema electrónico, se podía abrir y cerrar, y llevar a todas partes”.– Richard Sapper, “The Process of Design” en Pacific Design Center News (Los Ángeles, 1987).
Más allá de su talento, trabajo duro, ingenio y —hay que reconocerlo— su gran genialidad, una de las claves del éxito de Richard Sapper fue su habilidad para cultivar grandes amistades. De hecho, hubo una amistad en particular que desempeñaría un papel fundamental en la creación del Heuer Microsplit, por no mencionar las demás creaciones excepcionales que nacieron de la relación entre TAG Heuer y Richard Sapper:
“Jack Heuer era un gran hombre y una persona extraordinaria, pasábamos mucho tiempo juntos. Era fantástico trabajar con él, dado que contaba con un gran conocimiento. Es cierto que la amistad no es un requisito indispensable para obtener buenos resultados en un trabajo de diseño, pero ayuda. He realizado proyectos […] en los que el cliente se mostraba indiferente. Desde luego, no era el caso de Jack”.– Entrevista con Michele de Lucchi, Ufficio Stile 14, núm. 4, 1982
Si bien el Microsplit ha experimentado diversas transformaciones y reencarnaciones hasta la fecha, el diseño original de Sapper ha resistido el paso del tiempo magistralmente. El 520 es una increíble pieza histórica convertida en la actualidad en un reloj de coleccionista —por no mencionar que supone un icono del estilo vintage de los años 70, completamente en boga a día de hoy—, que no solo representa la célebre colaboración entre Heuer y el diseñador de renombre internacional, sino también una amistad que cambiaría el rumbo de la relojería para siempre.