ESTILO DE VIDA El arte del timeboxing
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Un día laborable por la tarde mira su lista de tareas pendientes. La pestaña lleva toda la mañana abierta en su portátil. En su mente, intenta encontrar la fórmula perfecta: seleccionar la tarea más importante que le llevará el menor tiempo posible. A pesar de su esfuerzo, el día pasa volando sin ningún progreso. A medida que el trabajo se acumule, la elección será aún más difícil. Si esto le resulta familiar, permítanos ayudarle: no existe la fórmula ideal. Sin embargo, puede que tengamos lo que necesita para mejorar su gestión del tiempo. ¿Ha oído hablar del timeboxing? Tanto si conoce el timeboxing como si es la primera vez que oye hablar de él, le ofrecemos lo mejor de esta técnica.
Adáptese a los tiempos
No es exagerado afirmar que en el mundo actual abundan las distracciones. Redes sociales, notificaciones push, servicios de streaming, innumerables pestañas abiertas: es muy difícil centrarse en una sola cosa. Cuando las tareas requieren una mayor concentración, nuestra mente no suele centrarse. Esto puede cambiar con el timeboxing.
La mejor forma de entenderlo es dejar de prestar atención al contenido de las tareas y centrarse en el tiempo que se les dedica. ¿Qué cambia con esto? En lugar de elegir una tarea y dedicarse a ella hasta completarla, se le asigna un tiempo determinado antes de pasar a la siguiente. La previsibilidad, la variación de tareas y los tiempos de descanso marcados son elementos clave que hacen del timeboxing una alternativa atractiva a las interminables listas de tareas pendientes y la procrastinación sin fin.
¿Cómo funciona exactamente?
Puede que no haya oído hablar de la ley de Parkinson, pero lo más probable es que la haya experimentado. Cuanto más tiempo tenga para hacer algo, más le llevará hacerlo. Al disponer de un tiempo limitado para realizar una tarea, la mente lo utiliza de forma más productiva.
Si establecer prioridades entre sus actividades le resulta abrumador, tenemos buenas noticias. Centrarse en una sola tarea permite reevaluar constantemente su relevancia y adaptar las expectativas.
Llegó el momento
Es hora de deshacerse de la lista de tareas pendientes y empezar de cero. El timeboxing se basa en tres pasos: determinar las franjas de tiempo y su duración, configurar un temporizador y, una vez que haya terminado, evaluar y valorar la experiencia. No se preocupe si al principio no acierta con los tiempos. Cuando lo haya hecho varias veces, estará en mayor sintonía consigo mismo y con su ritmo de trabajo.
Si necesita más tiempo para habituarse al timeboxing, le proponemos un método más sencillo: la técnica Pomodoro (que debe su nombre al temporizador de cocina con forma de tomate en el que se inspiró). Con este método, el primer paso se omite y solo se emplean franjas de 25 minutos, lo que permite reducir la preparación y disfrutar de lo mejor del timeboxing.