SAVOIR-FAIRE Savoir-faire suizo, capítulo cuatro: La historia de una esfera TAG Heuer
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Esta semana, le llevamos a conocer el legendario savoir-faire de nuestra manufactura de esferas. Prepárese para descubrir los excepcionales talleres de ArteCad.
Empecemos con un poco de historia
La historia de ArteCad, uno de los mayores fabricantes de esferas de Suiza, se remonta a 1885. En ese momento, se le conocía como “Kohli”. Estaba enclavado en la región montañosa del Jura, en el norte del país. Durante más de un siglo desde su fundación, fue un negocio dirigido por una sola familia. En la actualidad, es uno de los principales empleadores de la región, y ha dado trabajo a varias generaciones de artesanos que a menudo heredan las habilidades y la experiencia de sus antepasados.
ArteCad, Tramelan (Suiza)
Una mirada hacia el futuro
Comprada por TAG Heuer en el año 2000 y adquirida en su totalidad por LVMH en 2011, ArteCad se benefició de importantes inversiones que permitieron crear prototipos de forma rápida y desarrollar acabados más complejos (desde el lacado hasta el nácar, el guilloché, el acabado estelar o las esferas de joyería).
La compañía, que cuenta con una amplia cartera de clientes, produce esferas de baja a media complejidad y pequeños componentes de latón, como números e índices cortados a láser. Las esferas TAG Heuer se ensamblan por completo en Suiza, y la elaboración de cada pieza requiere aproximadamente 130 operaciones (en su mayoría manuales). Se trata de relojería especializada en su máxima expresión.
Ante la producción continua de nuevos modelos, ArteCad y TAG Heuer colaboran estrechamente para garantizar que los diseños se elaboren con la precisión necesaria. Incluso un cambio de diseño de 1 mm implica crear un nuevo modelo y alterar el proceso de producción.
Adentrémonos en el proceso de fabricación de una esfera TAG Heuer.
Herramientas especiales para esferas especiales
Antes de empezar a fabricar las esferas, hay que elaborar las propias herramientas. La producción de una sola herramienta de corte o estampado de latón requiere nueve herramientas increíbles. Cada herramienta de perforación se fresa cuidadosamente con herramientas de diamante de 0,5 mm, un proceso que no todas las empresas están dispuestas a implantar. Incluso hay que diseñar una máquina específica para cortar las herramientas de diamante, pero la industria relojera es pequeña. Puede resultar complicado encontrar proveedores para pedidos limitados.
Del estampado al acabado
La producción de esferas incluye varios pasos: desde dar forma al metal en bruto (latón, oro, plata o titanio) hasta aplicar el color y el acabado. Cada metal requiere un proceso de tratamiento ligeramente diferente. Antes de comenzar con el estampado, se corta una esfera en una placa de latón en bruto. Con una presión de 280 toneladas, el estampado modela la parte superior y la inferior del metal para conseguir una superficie uniforme. Algunas esferas se estampan cinco o seis veces, y otras tres. Deben calentarse a 700 °F entre un paso y otro para conservar la integridad y la resistencia del metal. Después del estampado, la esfera en bruto se galvaniza para evitar la oxidación.
Mediante soldadura eléctrica, se le añaden dos “pies” cortados a láser (de tan solo 0,25 mm) para fijar el movimiento: un método revolucionario que permitió dejar de montar a mano componentes minúsculos en la esfera. A continuación, la esfera se perfora, se lija y se pule, lo que le confiere un brillo que la distingue de otras esferas en bruto.
Una esfera “estelar”, como la que incluyen varios relojes TAG Heuer, requiere pasos adicionales de acabado. Un cepillo de latón gira sobre la esfera mientras se lava con agua. La primera etapa la lleva a cabo una máquina, pero el lavado final debe realizarse a mano con agua, jabón y un cepillo.
La corriente galvánica se utiliza para aplicar diversos acabados. Se trata de una corriente eléctrica que circula a través de las herramientas. Este proceso se puede usar para aplicar el dorado, proteger la esfera de los daños causados por el agua y el sol o aplicar un barniz protector. Es un proceso similar al que se emplea en la industria del automóvil, pero debe realizarse a mano con sumo cuidado para conseguir un grosor óptimo.
El barniz, los polímeros y otros acabados se aplican a la esfera para garantizar la resistencia del color. El estampado de la esfera se realiza con un “cliché” o placa de acero grabada con sello de silicona para transferir el barniz de la placa a la esfera.
Entre una operación y otra, la esfera se lava para eliminar el polvo y los residuos. Este proceso requiere mucho tiempo, pero garantiza una precisión óptima.
Los números e índices se cortan a láser en latón antes de “girarlos” o aplicarles el acabado y cubrirlos con el líquido luminiscente conocido como “SLN” o SuperLuminova®. Se aplica con una jeringa, ya que el material es sumamente valioso: ¡posee el mismo precio por peso que el oro!
Existen más de 200 tipos de índices, y cada uno se talla con diamante y se gira varias veces. Se trata de un proceso minucioso que requiere numerosas acciones manuales y una increíble destreza por parte de nuestros relojeros.
El control de calidad se realiza en dos etapas: durante la primera, la fase de creación de prototipos, se desarrolla una nueva esfera (en esta fase, los índices de rechazo pueden alcanzar el 50 %). Durante la segunda, la esfera está en producción. En las etapas finales, realizamos un control de calidad visual.
Restauración
TAG Heuer y ArteCad también han colaborado en el desarrollo de un innovador negocio de restauración. Al principio parecía casi imposible adquirir el savoir-faire que requiere la restauración de modelos vintage, por no hablar de componentes singulares o materiales y operaciones más desconocidos. Juntos, nuestros relojeros han logrado una hazaña: restaurar alrededor de 1000 esferas al año para devolverles su esplendor mediante operaciones manuales y materiales originales. Nuestros restauradores suelen trabajar únicamente a partir de pruebas fotográficas, recuperan índices perdidos y emplean técnicas y métodos de relojería antiguos para reproducir fielmente los efectos originales.
ArteCad se ha comprometido con un plan de diez años para reducir sus emisiones en un 20 %, adaptando las máquinas y las especificaciones de los edificios para generar un menor impacto medioambiental. La compañía ha reducido la cantidad de acetona empleada para lavar las esferas, y hoy utiliza preferentemente energía solar o eólica. La investigación continua, el ensayo y el error garantizan la reducción del impacto medioambiental en todos los casos posibles.
ArteCad utiliza un revolucionario sistema de comunicación sin papel durante todas las etapas de la producción de esferas para reducir los residuos, y realiza un seguimiento minucioso de cada etapa. El reciclaje también se emplea para aprovechar al máximo los “esqueletos” de metal o los restos de distintos procesos de corte.
Y así se cierra el círculo. Al finalizar estas etapas, la esfera está lista para el ensamblaje. El equipo de ArteCad se enorgullece de crear cada una de sus esferas. Se necesita mucho cariño y esfuerzo, pero están convencidos de que el producto final merece la pena.