Podcast Podcast, Temporada 2, Episodio 2: Conversamos sobre un momento mágico en Glastonbury con Guy Berryman, bajista de Coldplay

El bajista de Coldplay, Guy Berryman, relata el momento en que se subió por primera vez al escenario del legendario Festival de Glastonbury en el año 2000.

Hoy nos acompaña Guy Berryman, coleccionista de vehículos, fundador de la revista Road Rat, entusiasta de los relojes, compositor y bajista de la banda británica Coldplay. Guy nos recuerda el momento que cambió su carrera por completo: la noche en que Coldplay arrasó en el escenario del Festival de Glastonbury.

Con Teo Van Den Broeke, director de estilo de la edición británica de GQ, como presentador, en este episodio descubrirá cómo Berryman y sus compañeros convirtieron un instante de ansiedad en un momento de inspiración. Descubra el acontecimiento que supuso un punto de inflexión para uno de los grupos británicos más populares de la historia.

Escuche la conversación completa buscando «The Edge TAG Heuer» dondequiera que escuche sus pódcast:

 

 

¿Nuestro objetivo? Ser mensualmente la fuente de combustible que necesita para que sus límites muerdan el polvo.

Atención: ¿tiene solo un minuto?

He aquí algunos fragmentos para situarse en la línea de salida y hacer que la adrenalina se dispare. Pero no olvide suscribirse a nuestro Podcast para poder oír todo el episodio sin filtros más adelante. The Edge es una serie de conversaciones con personas extraordinarias que viven al límite de las posibilidades. Se trata de la fina línea entre formar parte de la victoria o transformarse en la victoria; va sobre lo que nos sitúa en nuestros límites y qué podemos hacer para superarlos.

Una gran oportunidad

En Glastonbury, es Michael [Michael Eavis, cocreador del Festival de Glastonbury] quien decide qué grupo será cabeza de cartel. Si de verdad le gusta un grupo y decide apoyarlo, no dudará en apostarlo todo y hacerlo. Pero para él fue una decisión realmente arriesgada, ya que elegir a una banda tan joven y con un solo álbum de estudio como cabeza de cartel de su festival podría ser impactante.

La memoria muscular se impone al miedo

A veces sueño que subo al escenario, miro mi instrumento y me doy cuenta de que he olvidado cómo tocar completamente. Es como la ansiedad definitiva llevada a un sueño. Antes de subir al escenario de Glastonbury, recuerdo dudar de si me acordaría todas las canciones. Por supuesto que se trata de algo irracional, pero el miedo juega su papel y uno empieza a plantearse qué clase de situaciones podrían ocurrir. Por eso, es posible no recordar cómo tocar algunas canciones… y es una sensación horrible. Pero cuando empieza la primera canción, nuestro cuerpo reconoce lo que estamos haciendo. Se trata de la memoria muscular, algo muy común a la hora de tocar un instrumento, sobre todo en directo. Llega un punto en el que hemos tocado una canción tantas veces que no es necesario pensar en cómo hacerlo. Es como si los dedos y los brazos se moviesen solo para colocarse en los trastes adecuados.

El concierto con el que todo empezó

[Acerca de la iluminación, la puesta en escena y la coreografía en Glastonbury] Realmente marcó las pautas de nuestros siguientes conciertos. La manera de emplear la iluminación y las nuevas tecnologías en nuestros conciertos en estadios es algo en lo que nos hemos centrado en gran medida. Hasta el día de hoy, siempre hemos contemplado las opciones disponibles para cada concierto, así como las nuevas tecnologías, prestando especial atención a lo nunca antes visto.

Un momento de realización

La actuación de Glastonbury fue realmente el comienzo, la génesis de la forma en la que organizamos nuestros conciertos en la actualidad. En mi opinión, el concierto que dimos en Glastonbury supuso la confirmación de que, en primer lugar, habíamos llegado muy lejos en muy poco tiempo. Pero también era la constatación de que la gente aceptaba y disfrutaba de lo que estábamos haciendo, no solo en Reino Unido, sino también en Europa y en otras partes del mundo. Supuso todo un punto de inflexión. Nos dio la confianza necesaria para seguir haciendo lo que nos gustaba.

Con la cabeza llena de sueños

Como músicos, empezamos a creer que no habría límites en nuestra trayectoria. Fue un momento muy importante en nuestras vidas y que no olvidaremos nunca.

"Mira lo que conseguimos hacer"

Cuando el concierto terminó, me sentí realmente eufórico. Y no solo porque se hubiera acabado: no tuvimos ningún problema técnico ni se nos olvidó cómo tocar alguna parte. Sentimos una gran satisfacción. Pudimos disfrutar del momento y, ahora, cuando miramos hacia atrás en el tiempo, pensamos “vaya, mira lo que conseguimos hacer”.