SAVOIR-FAIRE Neovintage: cómo la reedición de TAH Heuer Carrera lo cambió todo
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David Chalmers Editor y fundador del Calibre 11
Pocos de los invitados VIP que se congregaban cerca del boxes de Ferrari en Monza allá por el verano de 1996 se habrían dado cuenta de la importancia que cobraría la presentación a la que asistieron. Monza es siempre uno de los momentos estelares de la temporada de Fórmula 1 a causa de su historia, su circuito de alta velocidad y —como no podría ser de otra manera— las multitudes de aficionados de Ferrari, pero esa noche el protagonista fue TAG Heuer, que había invitado a varios pilotos legendarios. Heuer había patrocinado a la escudería Ferrari F1 durante la década de los años 1970, por lo que la elección del lugar era oportuna, pero nadie podía imaginarse la sensación de incomodidad que experimentó Ron Dennis, director de TAG Heuer y jefe de la escudería McLaren F1, al encontrarse en territorio “enemigo”.
Sin embargo, a pesar de que la lista de invitados incluía a pilotos como Clay Regazzoni o Jackie Stewart, el invitado por excelencia era Jack Heuer, la estrella de la relojería. Tras abandonar Heuer SA en 1982, Jack se mantuvo alejado de la compañía que llevaba el nombre de su familia, pero asistió a la presentación del primer reloj de la marca desde el Heuer 2000. Y el reloj que se presentaba —o que se volvía a presentar— no podía encajar peor con la línea de modelos TAG Heuer de la época, donde predominaban los relojes de cuarzo deportivos de acero: las series 2000, 4000 y S/el. Jack estaba presente para volver a presentar un Carrera de la década de 1960 que contaba con un movimiento mecánico de cuerda manual. Se trataba de un reloj de otra época que dejaba entrever el futuro de TAG Heuer.
Teniendo en cuenta la importancia que los modelos Carrera, Monaco y Autavia tienen en la gama actual de TAG Heuer, es difícil imaginar que en 1996 estas tres líneas constituyeran un recuerdo lejano. El Monaco desaparecería por primera vez en 1975, mientras que el Carrera y el Autavia sobrevivirían a la crisis del cuarzo de la década de 1970, antes de dejar de fabricarse gradualmente a principios de la década de 1980. A mediados de la década de 1980, TAG Heuer presentó su colección vintage Golden Hours, pero los relojes especializados que la integraban distaban mucho de los días de gloria de los innovadores cronógrafos de las décadas de 1960 y 1970.
Philippe Champion (director de marketing de TAG Heuer en aquel entonces) y Jack Heuer (presidente honorario de TAG Heuer) en Monza en 1996 © TAGHeuer
Pero, a fin de cuentas, era un nuevo Carrera. Aunque se tratase de una réplica casi perfecta del modelo original de la década de 1960, presentaba una ingeniería y materiales más modernos. En 1996, se presentó una reedición del Carrera que contaba con tres relojes: dos de acero (con la esfera negra y blanca) y un modelo con una espectacular caja de oro macizo de 18 quilates y esfera plateada. Los tres relojes se basaban en el cronógrafo Carrera original de 1963 y presentaban cajas de 36 mm, pero estaban equipados con un movimiento cronógrafo de cuerda manual: el calibre moderno de Lemania. A simple vista, la única forma de diferenciar fácilmente las reediciones de 1996 del modelo original es fijándonos en la esfera, ya que los nuevos relojes no tenían la inscripción “Carrera” en la esfera, solo el famoso escudo Heuer. Por aquel entonces, existían ciertas dudas sobre los derechos de TAG Heuer para utilizar el nombre Carrera, teniendo en cuenta la propiedad de Porsche en el ámbito de la automoción. Por esta razón, se eliminó el nombre de la esfera, aunque la situación se arreglaría rápidamente y volvería a aparecer algunos años más tarde. El reloj se iba a fabricar en edición limitada, como un reloj excepcional y sin intención de volver a producir la serie Carrera. Después de todo, TAG Heuer era una marca moderna que representaba la vanguardia, no una mirada nostálgica del pasado.
¿Qué motivó a la dirección de TAG Heuer a replantearse su historia? Parte de la respuesta radica en entender la importancia que tiene el legado para una marca de lujo, especialmente si busca inversores externos, ya que era propiedad de Techniques d’Avant Garde (TAG) desde 1986. Estaba previsto que las acciones de TAG Heuer cotizaran en las bolsas de Nueva York y Zúrich, y narrar la historia de TAG Heuer era una parte esencial para que los inversores comprendieran el valor de la compañía por completo.
La idea de recuperar el Carrera era parte de esta profundización en el legado de Heuer. En 1995, el entonces director general Christian Viros encargó a Gisbert Brunner que escribiera una historia más detallada de Heuer y de TAG Heuer. ¿El resultado? El libro Mastering Time. Fue en este periodo cuando Brunner desempeñó un papel esencial para convencer a la dirección de TAG Heuer de que se volviese a presentar el Carrera en edición limitada, como un buen complemento para el libro. Pese a que Christian Viros no era un apasionado de los relojes retro, acabaron por convencerlo.
El inesperado éxito puso en marcha una cadena de acontecimientos que cambiarían los planes de productos futuros de TAG Heuer y los relojes inspirados en el legado pasaron a ocupar un lugar permanente en la gama.
Durante las décadas de los años 1980 y 1990, el diseño de TAG Heuer se centraría en “seis características clave” que compartirían todos sus relojes: estanqueidad hasta 200 m, corona enroscada, doble cierre de seguridad, bisel unidireccional, cristal de zafiro y marcadores luminiscentes. Gracias a este enfoque, los relojes TAG Heuer gozaban de una poderosa identidad visual. Sin embargo, Jean-Christophe Babin, el antiguo director general de TAG Heuer, señaló el aspecto negativo:
“Tras observar los escaparates de las tiendas, me di cuenta de que aparentemente había varias series diferentes, pero todas se parecían mucho. Por eso, cuando me incorporé al equipo, una de mis primeras preguntas fue que cuál era la función de cada una de las series. Me dijeron que cada serie se diferenciaba en el precio; así, la serie 6000 era menos accesible que la serie 4000, la serie 2000 era menos accesible que la serie 1500, y así sucesivamente… Pero, si todos los relojes tenían las seis características clave, ¿cuál era la diferencia para los consumidores?”
El éxito del Carrera permitió que TAG Heuer tuviera la confianza de mantener las seis características como claves del diseño de las líneas Aquaracer y Formula 1, pero para iniciar una segunda gama de la familia inspirada en el pasado. Tras el éxito de la serie de reediciones de 1996, TAG Heuer volvió a presentar el Monaco en 1998 y, dos años más tarde, una segunda reedición de la serie Carrera. En el año 2000 también se presentaría la reedición del Monza, cuyo nombre procedía de una versión del Carrera de 1975 que rendía homenaje a Ferrari y a Niki Lauda, pero con un diseño inspirado en un cronógrafo Heuer de la década de los años 1940. No obstante, hasta ahora todos estos relojes constituían modelos especializados que presentaban el logotipo de Heuer, pero que no formaban parte de la colección principal de TAG Heuer.
Todo cambió en 2005, cuando la marca presentó su primer TAG Heuer Carrera nuevo, una versión contemporánea y moderna del Carrera que se alejaba de los relojes sencillos gracias a su gama completa y que incluía cronógrafos, modelos Twin-Time GMT y relojes de tres agujas. El Carrera pasó de ser una curiosidad retro a ocupar el centro de la gama de TAG Heuer en cuestión de una década. Desde su reaparición en 2005, la colección Carrera ha mantenido su posición como colección destacada de TAG Heuer.
TAG Heuer Carrera, 1996
Este año se cumple el 25.º aniversario de la primera reedición del TAG Heuer Carrera. Cuando Jack Heuer tomó la palabra en Monza, lo hizo para explicar los orígenes del Carrera, el icónico reloj que creó en 1963. Mirando alrededor de la sala repleta de antiguas personalidades de la F1, habría sido fácil considerar este evento como una celebración de los buenos tiempos. Aunque nadie lo sabía por entonces, además de celebrar el pasado, también se dejaba entrever el futuro de TAG Heuer: un futuro que —sin duda alguna— no habría sido el mismo sin la reedición del TAG Heuer Carrera de 1996.
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David Chalmers Editor y fundador del Calibre 11