SAVOIR-FAIRE La historia de un nombre – El TAG Heuer Silverstone

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Desde Wellingtons y Mutton hasta RAC: una historia del circuito de Silverstone muy británica

Érase una vez, cuando la Segunda Guerra Mundial estaba alcanzando su momento álgido, la Real Fuerza Aérea británica (RAF, por sus siglas en inglés) construyó un aeródromo para bombarderos que se llamó RAF Silverstone. Corría el año 1943 y la 17.ª Unidad de Entrenamiento Operativo de la RAF ubicada en Silverstone enseñaba allí a sus pilotos a volar los bombarderos de dos motores Vickers Wellington. Estos aviones de caza eran demasiado grandes para ser pilotados en los pequeños aeródromos de césped, por lo que Silverstone fue dotado de dos largas pistas asfalto. Junto con una tercera pista adicional, las tres formaban la famosa forma triangular que fue diseñada para hacer que el aterrizaje y el despegue fueran más efectivos, en función con la dirección del viento. Sin embargo, sus diseñadores nunca hubiesen siquiera sospechado las fascinantes historias que estas pistas iban a contar casi un siglo después…

Una nueva vida

Silverstone, que fue desmantelado tras la guerra, cayó en desuso durante varios años hasta que Maurice Geoghegan, un habitante de Silverstone, el pueblo cercano a las pistas, adquirió un nuevo coche deportivo Frazer-Nash. Poco sabía él que esta inopinada compra jugaría un papel crucial en la forja de la increíble historia del automovilismo de Reino Unido durante los más de 75 años que vendrían después. Una historia que aún continúa. Tras la guerra, quizás aún reinara en el ambiente un cierto aire de coraje o temeridad, pero lo cierto es que los jóvenes de la época, libres de la obligación de unirse a las tropas, habían vuelto a la vida “normal” con sed de aventura e incluso de riesgo…

Geoghegan, frustrado por las limitaciones de las carreteras cercanas, estuvo buscando un tramo abierto en el que poner a toda prueba su veloz adquisición como corresponde. Un día, durante una excursión, descubrió con gran emoción que el aeródromo cercano ofrecía el acceso desde las pistas a una carretera perimetral desde la que se podía a su vez alcanzar las pistas de nuevo, creando así un circuito listo para poder probar la potencia de su nuevo coche.  Después de unas apasionantes vueltas en solitario, reveló el secreto a algunos amigos y en septiembre de 1947, se organizó una carrera improvisada con 12 pilotos. Ese día quedaría inscrito en la historia como el legendario “Mutton Grand Prix”, llamado así porque Geoghegan colisionó aparatosamente contra una oveja descarriada durante la competición. Por suerte, el piloto sobrevivió al accidente; no se puede decir lo mismo del coche ni de la oveja.

Arno Haslinger - Heuer Chronographs and Motorsports - Fotografía de Clemens Kois

En busca de un nuevo hogar

Por esa época, otra institución británica conocida como Royal Automobile Club (RAC) iba recorriendo el territorio en busca de una nueva sede. El nuevo Gran Premio de Fórmula Uno iba a celebrar en Inglaterra una ronda y se tenía que encontrar una pista para celebrarla. Los rumores sobre la experiencia proscrita del “Mutton Grand Prix” llegaron a oídos de los responsables del RAC, que acudieron al circuito para inspeccionarlo. Intrigados por el potencial que ofrecía, se pusieron en contacto con el Ministerio del Aire para solicitar su arrendamiento. Poco tiempo después, el 2 de octubre de 1948, Silverstone albergó su primera carrera oficial, que se conoció como la “Royal Automobile Club International Grand Prix”. Los pilotos recorrieron sus largos tramos separados entre sí por curvas angostas en una pista tan solo delimitada por pacas de heno.

Tras esta primera carrera, en que los coches se precipitaron hacia el punto de cruce a una velocidad de vértigo, el circuito se modificó añadiendo un carril más a la pista perimetral, lo que reducía el riesgo de accidentes (escandalosamente elevado) de los pilotos. En 1950 se celebró el primer Gran Premio de Fórmula Uno oficial, al que acudió nada menos que el rey George VI. Esa fue la única vez que un monarca ha acudido a la carrera. Desde el primer Gran Premio de 1950, todas las carreras anuales excepto 16 se han celebrado en Silverstone. Entre 1963 y 1986, el Gran Premio de Inglaterra fue alternándose entre Silverstone y Brands Hatch, pero desde entonces, la competición volvió a celebrarse únicamente en el lugar original, que ahora se conoce ya como el “hogar del Gran Premio de Inglaterra”.

Nace el Heuer Silverstone

Durante los agitados años del automovilismo de los 70, Jack Heuer estaba forjando vínculos y colaboraciones vitales entre Heuer y las personalidades y pistas más importantes del mundo del motor.  Jack, cada vez más inspirado por la sinergia entre Heuer y la Fórmula 1, se sintió atraído por el legendario espíritu de Silverstone y por los pilotos que dominaron esta peligrosa pista, donde en 1971 el piloto Clay Regazzoni llegó a la pole position en un Ferrari 312B. Este nuevo diseño, pensado inicialmente para sustituir el Heuer Monaco después de cuatro años, sería finalmente el feliz coetáneo de su predecesor.

La primera edición del Calibre 12 de Silverstone, que llegó al mercado en 1973, conservaba la innovadora caja cuadrada del Monaco aunque en una versión más redondeada y con tres bonitas esferas de colores: una lacada en rojo, otra cepillada azul y una tercera color ahumado con efecto “rayos de sol”. El ingenioso diseño presentaba una esfera redonda y un bisel cóncavo. Las discretas asas, que ocultaban el punto de unión entre la correa y la caja, el bisel extremadamente cóncavo y el fondo atornillado propiciaron que este modelo contundentemente moderno destacara aún más del resto. Solo otro Heuer vintage llevaría el nombre de Silverstone: un modelo con el movimiento Lemania 5100 lanzado en los años 80 y caracterizado por su esfera gris carbón.

El TAG Heuer Silverstone

Un nuevo diseño, una nueva vida, un nuevo renacer

Durante las décadas siguientes, la pista de Silverstone sufrió varios cambios menores aunque conservó a grandes rasgos su diseño original. Sin embargo, en los años 90, fue necesario dar al circuito un diseño totalmente nuevo. Después de años de carreras ultrarrápidas, Silverstone empezó a convertirse en una pista mucho más técnica para la que se requería, además de velocidad, una gran destreza al volante. Después de las muertes de Senna y Ratzenberger, muchos circuitos del Campeonato se modificaron para reforzar la seguridad de los pilotos. Como consecuencia, las curvas de Silverstone se dibujaron una vez más. A principios de los años 2000, continuaron las peticiones para mejorar la pista aún más y, en 2010, se alteró la configuración del circuito y se añadieron nuevos boxes. Con la llegada del siglo XXI, Silverstone ha vuelto a nacer como un destino de carreras más técnico y desafiante, pero considerablemente menos peligroso.

En 2011, el legendario Heuer Silverstone de los años 70 se reencarnó en un nuevo modelo de TAG Heuer que disfrutó de un gran éxito. Este espectacular modelo dio una segunda vida a un diseño vintage dotándose de la mejor tecnología relojera contemporánea.  Como el circuito que le dio su nombre, la reedición Silverstone ha conservado el espíritu genuino del cautivador modelo original con algunas mejoras. La fascinante pieza, que se presenta con la clásica esfera azul o color ahumado, ha ganado aún más protagonismo gracias nada menos que a Leonardo DiCaprio, quien solicitó la creación de una pieza única con la esfera roja. Nuestro antiguo embajador subastó el reloj en beneficio de su organización benéfica Green Cross International, dotando al Silverstone una nueva dimensión: este singular reloj no es solo una “cara bonita” más, sino que también cambiará el mundo.