Podcast Podcast, Temporada 4, Episodio 11: Patrick Long
Esto es The Edge, un podcast de TAG Heuer presentado por nuestra anfitriona Naomi Schiff. Nuestro invitado en esta ocasión es Patrick Long, uno de los pilotos de carreras de coches deportivos más laureados de su generación. De 2003 a 2021, Patrick fue el único estadounidense en la lista de pilotos oficiales de Porsche y ganó algunas de las carreras más importantes del mundo. En este episodio, Patrick recuerda sus éxitos en los circuitos, los momentos que marcaron su carrera y lo que se necesita para conducir al más alto nivel deportivo. También nos habla de su idea original, Lift the Cult, y de la cultura automovilística que la inspiró. Esto es The Edge, un podcast de TAG Heuer presentado por nuestra anfitriona Naomi Schiff.
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¿Nuestro objetivo? Convertirnos en la fuente de inspiración que necesita todos los meses para superar sus límites.
Aquí tiene algunos fragmentos para situarse en la línea de salida y hacer que la adrenalina se dispare. Pero no olvide suscribirse a nuestro Podcast para poder escuchar todo el episodio sin filtros más adelante. The Edge es una serie de conversaciones con personas extraordinarias que viven al límite de las posibilidades. Se trata de la fina línea entre formar parte de la victoria o transformarse en la victoria; va sobre lo que nos sitúa en nuestros límites y qué podemos hacer para superarlos.
Una pasión que comenzó en la infancia
“Crecí en el sur de California, en los barrios de Westlake Village y Agoura Hills, al norte de Los Ángeles y en el interior de Malibú, justo encima de las montañas de Santa Mónica. Era un lugar bastante tranquilo, no como el acelerado mundo de las carreras. Pero no tardé en trasladarme a Europa por mis ambiciones profesionales y mi sueño de convertirme en piloto de carreras. La primera vez que viajé a Bélgica e Italia fue a los 14 años para competir en karting en el extranjero. Aquella experiencia me hizo ver la realidad de lo que siempre habíamos imaginado como jóvenes corredores de karts en el sur de California: el mito de correr en Europa.
Mi amor por el automovilismo y los coches empezó cuando era muy pequeño. Nadie en mi familia se había dedicado profesionalmente al automovilismo, aunque como eran muy aficionados fue un mundo que me atrajo mucho desde muy pequeño. Ya fuera jugando con un coche de juguete, asistiendo a una carrera o sentado en las gradas, podía sentir la fuerte emoción de la competición, el rugido de los motores y la sobrecarga de sensaciones de todo ello.
Para mí, conducir era una forma de independencia. Cuando tenía 5 o 6 años, en un quad o en un kart, podía dar vueltas en círculos durante horas, seguramente igual que tú. No se trataba solo de mejorar la técnica, sino también de estar solo, sin nadie que te escuchara. Estabas contigo mismo y elegías tu destino.
Creer en el camino que se elige
Intentar comprender si el automovilismo era el camino que debía seguir en la vida, y dedicar toda mi energía y esfuerzo para conseguir una carrera profesional, es una decisión difícil. Es algo a lo que creo que se enfrentan muchas personas, independientemente del reto o la dirección que elijan. Uno se entrega a fondo, dejando de lado otras opciones, oportunidades o comodidades.
Mi padre siempre me decía frases como: “Sigue tu instinto”. Aún hoy lo sigo. Creo que la vida es un viaje en el que los objetivos y el ego suelen ser diferentes. Está lo que crees que deberías hacer, lo que la gente te dice que deberías hacer y lo que realmente te llena, te desafía y te inspira. Siempre me ha atraído la competición, estar en Europa, valerme por mí mismo y arriesgarlo todo.
Desde muy joven supe que sería muy difícil que me pagaran por hacer lo que me gustaba: correr. Comprendí que las probabilidades estaban en mi contra. Pero uno de los consejos que siempre he seguido, y sigo siguiendo, es el de rodearte de los mejores, porque eso te ayuda a mejorar. En aquella época, a finales de los 90, la mejor competición estaba en Europa. Sabía que sería duro y que no iba a ser un pez gordo en un estanque pequeño.
Un momento que lo cambió todo
Creo que Le Mans cambió mi perspectiva de las carreras de coches deportivos. La verdad es que te permite entender lo que se siente y se ve en un gran escenario. La primera vez que estuve en esa carrera fue como espectador. Por aquel entonces, yo corría en Francia y vivía en Le Mans, pero nunca había estado cerca de un evento de esa magnitud. Solo soñaba y aspiraba a participar algún día en las 24 Horas de Le Mans.
Nunca habría imaginado, ni esperado, poder competir 15 veces seguidas. Ganar la clase GT un par de veces y vivir la carrera en diferentes facetas, incluso con Dempsey, ayudándole a cumplir el sueño de su vida: subir al podio, fueron experiencias inolvidables. Le Mans contiene retos y momentos llenos de cariño, representa el capítulo más significativo de mi vida. Los recuerdos son innumerables, pero hay demasiados para nombrarlos.
Porsche significó, sin duda, mi gran oportunidad. Que me llamaran para formar parte de su equipo de jóvenes pilotos como primer piloto no alemán fue un gran honor. Al cabo de un año, me ascendieron al equipo de fabricación. Todo fue tan rápido que no dio tiempo a que se me subiera a la cabeza; por el contrario, sentí una especie de síndrome del impostor.
Patrick Dempsey: un vínculo único
Patrick Dempsey es un ser humano increíble. Al principio no lo conocía mucho. Me había cruzado con él varias veces cuando empezó a mostrar más interés por las carreras de coches deportivos. Habíamos volado juntos desde Los Ángeles un par de veces, y parecía un tipo muy agradable. Pero no llegué a conocer su mundo hasta 2013, cuando competimos juntos por primera vez en Le Mans.
Desde ese primer evento, sentí que se había forjado una amistad. Es un ser humano de verdad: vulnerable, sensible y dispuesto a ponerse en situaciones complicadas, como competir en un gran circuito teniendo menos experiencia de la que exigía el momento. Ese vínculo se convirtió en una relación alumno-profesor, pero también en una amistad auténtica y verdadera.
Agradezco de corazón el tiempo que hemos compartido. Hablamos todas las semanas desde hace diez años. He visto crecer a sus hijos y ahora él ve crecer a los míos. Pero más allá de todas las grandes historias, es que es un ser humano extraordinario. Es apasionado, muy atento y amable. Cuando viajé con él por todo el mundo durante el WEC, me impresionó el tiempo que dedicaba a sus seguidores y lo auténtico que era.
Es una gran inspiración para cualquiera que lo conozca de verdad. En 2014, la aparición de TAG Heuer en el lateral del coche añadió un nuevo nivel a la historia. Llevar los relojes y comprender el legado de TAG Heuer en Le Mans fue algo especial. A través del viaje de Patrick, pude ver en primera persona la conexión entre TAG Heuer y Porsche que ha existido durante tanto tiempo y que aún perdura.
Fue una forma fantástica de mirar tanto al pasado como al futuro, de apreciar el diseño y la ingeniería, y de ver cómo la precisión de los relojes es un paralelismo perfecto con el mundo de las carreras.