Style de vie Naomi Osaka: el tiempo lo es todo

Ben Rothenberg Periodista deportivo

En el tenis, restar tiempo al adversario es la clave de la victoria. Sin embargo, como Naomi Osaka demostró al mundo, a veces la clave del éxito a largo plazo en el tenis es aprender a dedicarse tiempo a uno mismo.

Basta con echar un vistazo a las pistas de tenis más prestigiosas del mundo para darse cuenta de que, más allá de las líneas, siempre hay un elemento común ubicado en la esquina, pero siempre visible: dos relojes. Uno de los relojes, el digital, muestra el tiempo que ha transcurrido desde el comienzo del partido. El segundo reloj, analógico, muestra la hora igual que lo haría cualquier reloj de pulsera TAG Heuer.

Sin embargo, los relojes de las pistas de tenis no determinan el final del partido, como en el fútbol o el baloncesto, ni miden las victorias de los corredores más rápidos en una pista de atletismo. En su lugar, los relojes de las pistas de tenis parecen servir como ventana al mundo más allá de los límites de la pista, un recordatorio de que el tiempo no se detiene a pesar de que los jugadores lo manipulen mágicamente desde dentro.

Porque cuando una tenista se coloca en la línea y hace girar su raqueta, es ella la que dicta el tiempo. Logra que el tiempo siga su curso, del mismo modo que el director de una orquesta agita su batuta para determinar cómo se comportarán los músicos que tiene delante. En el tenis, el tiempo significa ritmo. En el tenis, el tiempo significa control. En el tenis, el tiempo significa dominio.

Naomi Osaka, tenista profesional y embajadora de TAG Heuer, luce el TAG Heuer Aquaracer Professional 300 Date (ref: WBP231K.FT6234)

La melodía que Naomi Osaka interpreta con su raqueta podría aparecer anotada en una partitura de música clásica con palabras como allegro, vivace o sforzando. Toca rápido, con energía y con explosiones de velocidad. Ya sea en el servicio o en la devolución, Naomi golpea la pelota y la envía silbando al otro lado de la red. La pelota se convierte en un metrónomo que reta a cualquiera que tenga un instrumento a seguirle el ritmo o quedarse atrás. Naomi acelera el ritmo una y otra vez, devolviendo la pelota cada vez más lejos de su adversaria y a una mayor velocidad.

Hay tenistas que se sienten a gusto cambiando el ritmo a lo largo de un punto o de un partido, acelerando y ralentizando el tempo. Pero para Naomi, la prioridad en la pista siempre es ir más rápido, más deprisa, golpeando con más fuerza. Cuando controla el tiempo de un partido, sencillamente lo gana. Sin embargo, el mayor problema que ha tenido Naomi para hacerse con el control ha sido fuera de la pista.

Desde que tiene uso de razón, Naomi ha vivido en las pistas de tenis. Algunos de sus primeros recuerdos, cuando era pequeña y vivía en Japón, son de ver a su hermana mayor, Mari, entrenando mientras Naomi era aún demasiado pequeña como para empuñar una raqueta. Pero el tenis ya había calado en ella antes, cuando sus padres vieron a Venus y Serena Williams ganar juntas el título de dobles del Abierto de Francia de 1999 e imaginaron un destino similar para sus propias hijas.

Naomi Osaka, tenista profesional y embajadora de TAG Heuer, luce el TAG Heuer Aquaracer Professional 300 Date (ref: WBP231K.FT6234)

Sin perder el tiempo

Pronto, ambas hijas pasaban horas entrenando cada día en las pistas, un tiempo de dedicación que llevó a la familia a mudarse, primero de Japón a Nueva York y más tarde de Nueva York a Florida. Naomi siempre trataba de ponerse al nivel de su hermana mayor, decidida a compensar la diferencia de edad y experiencia que tenía respecto a Mari. Tardó más de 10 años, pero finalmente Naomi logró vencer a Mari cuando ambas eran adolescentes.

Naomi estaba igual de ansiosa por empezar su propia carrera profesional y no quería desaprovechar ni un solo momento del tiempo en que podía jugar. De hecho, gracias a una laguna en el reglamento, Naomi pudo disputar su primer partido profesional en un pequeño torneo celebrado en Jamaica un día antes de cumplir 14 años.

A partir de entonces, Naomi jugó todo lo que pudo y aprovechó sus primeras oportunidades en los grandes escenarios. En su primer partido en el cuadro principal de un torneo de la WTA, venció a Samantha Stosur, la anterior campeona del Open de Estados Unidos. Naomi fue entonces la jugadora más joven en ser elegida para el torneo Rising Stars de la WTA, un escaparate para la próxima generación de talentos. Naomi, mucho menos experimentada que las demás jugadoras, ganó el torneo.

Poco después, Naomi empezó a jugar en torneos de Grand Slam y, en un par de años, alcanzó su primera final de un grande contra su tenista favorita, Serena Williams. Naomi arrolló y desquició a Serena con sus potentes golpes, y ganó el Open de Estados Unidos de 2018, su primer gran título con solo 20 años. Naomi no perdió el tiempo y consiguió su segundo grande a las primeras de cambio, el Open de Australia de 2019, un triunfo que la catapultó al número 1 del ranking WTA por primera vez. Un año antes, ocupaba el puesto 70; nunca nadie había ascendido al primer puesto desde tan bajo en solo un año, pero Naomi estaba aprovechando su tiempo al máximo.

Sin embargo, a medida que Naomi iba cosechando éxitos, el tiempo que pasaba fuera de la pista se iba haciendo cada vez más escaso. La pandemia de 2020 le dio tiempo para descansar, recuperarse y recargar las pilas, preparándose para ganar un tercer y un cuarto gran título, pero después de regresar a la gira durante la siguiente temporada, Naomi sintió que estaba agotada.

Un nuevo comienzo

En enero de 2021, Naomi se convirtió en embajadora de TAG Heuer y, sorprendentemente, ganó el Open de Australia apenas unas semanas después.

No obstante, la tenista hizo algo radical en el Open de Australia: en lugar de quitar tiempo a sus rivales, se lo dio a sí misma fuera de la pista. Tiempo para procesar, para descansar, para sanar. Al final de la temporada 2021 se tomó otro descanso, y tras volver para la temporada 2022, Naomi volvió a hacer un largo parón en la gira, esta vez tanto para ella como para la hija que crecía en su interior.

 

Cuando regresó a la gira este año, Naomi mostró una percepción totalmente diferente del tiempo. Se concentraba en su trabajo, sabiendo que el tiempo que pasaba entrenando o compitiendo era tiempo que pasaba lejos de su hija. Además, se sentía más preparada para una larga carrera, sin duda inspirada en parte por Serena Williams, que jugó hasta los 40 años. Pero Naomi también mezcló su tenis agresivo en la pista con un enfoque más amable hacia sí misma, dejando de castigarse si no conseguía llegar al éxito tan pronto como esperaba. Con el paso del tiempo, Naomi había aprendido a ser paciente consigo misma.

Ben Rothenberg Periodista deportivo