ESTILO DE VIDA Un día de organización con la técnica Pomodoro

10 min

Richard Godwin Escritor

El escritor Richard Godwin prueba en vivo la técnica de gestión del tiempo de culto que los empresarios de todo el mundo consideran clave para su éxito. Preparado. Listo. ¡Ya!

Primer "pomodoro", 9 a.m.

***REALIZAR UNA BÚSQUEDA***

 

Primer descanso, 9:25 a.m.

***HACER CAFÉ***

Segundo "pomodoro", 9:30 a.m.

Los fundamentos de la técnica de gestión del tiempo Pomodoro son fáciles de comprender, especialmente una vez que se ha tomado el café de la mañana. Respete los tiempos: un “pomodoro” equivale a 25 minutos. La idea es que dedique 25 minutos a cualquier tarea. Luego tendrá un descanso de cinco minutos para hacer lo que desee, y después comenzará un nuevo “pomodoro”. Tras cuatro “pomodoros” (o “pomodori” para ser gramaticalmente correctos), podrá hacer un descanso más largo, de hasta 20 minutos. Después de este descanso comienza otro ciclo.

Estoy escribiendo esto durante mi segundo “pomodoro” de la mañana. He pasado el primero leyendo testimonios de personas creativas y emprendedoras sobre cómo la técnica revolucionó su rutina laboral y su vida. “No es una exageración decir que, al cambiar mi relación con el tiempo y su apreciación, la técnica me ha planteado algunas cuestiones existenciales profundas sobre si estoy desperdiciando mi vida (frágil y fugaz) en actividades que no me importan y con las que no disfruto”, escribió un seguidor del New York Times.

Es un concepto italiano que sigue la misma tradición de conquista del tiempo que los expresos y la escultura futurista, y fue creado por un estudiante de la escuela de negocios romana llamado Francesco Cirillo en la década de 1980. En la actualidad, Cirillo ha desarrollado un exitoso negocio de libros de texto y temporizadores en forma de tomate. ¿Por qué tomates? La técnica recibió el nombre de un pequeño temporizador de cocina que utilizaba para contabilizar 25 minutos. Seguramente, si hubiese tenido un temporizador en forma de huevo ahora hablaríamos de la técnica Uovo (o tal vez no, porque no resulta tan pegadizo). En realidad no importa la forma del temporizador que se use. Un reloj es ideal. El mío me avisa de que solo quedan 47 segundos de este “pomodoro”, así que es hora de descansar.

 

Segundo descanso, 9:55 a.m.

***REGAR LAS PLANTAS***

Tercer "pomodoro", 10 a.m.

Si se parece en algo a mí, podría pasar su día de trabajo frente a un ordenador con un teléfono a un lado, una pequeña lista de tareas a otro y un mono en miniatura saltando en su cerebro.

Comienza analizando su lista de tareas sencillas. Redactar seminario web, practicar seminario web, comprobar conexión de Zoom… ¡ajá! Comprar aspiradora. Puede que incluso llegue a realizar el pedido a través de Internet. Entonces busca algo que le suena de alguien que tuiteó sobre aspiradoras el otro día, y se distrae con alguna otra barbaridad en Twitter. Revisa Instagram para darse un pequeño respiro, y se da cuenta de que es el cumpleaños de su amigo. Le escribe por WhatsApp, pero llega un inoportuno correo electrónico del trabajo. Entonces se produce un terremoto en su cocina… se da cuenta de que su seminario web comienza en tres minutos. Va a limpiar el desastre, pero la aspiradora no ha llegado todavía, ya que debería haberse encargado de eso ayer.

Todos hemos pasado por ahí. “He perdido el tiempo y ahora el tiempo me hace perder”, decía Ricardo II de Shakespeare.

 

Tercer descanso, 10:25 a.m.

***MIRAR TWITTER***

Cuarto "pomodoro", 10:30 a.m.

Incluso si ha tomado algunas medidas sensatas de la era digital (desactivar las notificaciones, eliminar las aplicaciones de redes sociales del teléfono o poner el teléfono en silencio), sigue siendo fácil pasar todo un día “trabajando” sin trabajar realmente. La idea central de Pomodoro es convertir el tiempo en un aliado en lugar de una amenaza, y luchar contra las aplicaciones y dispositivos que aprovechan su frágil capacidad de atención.

Algo que se aprecia pronto con la técnica Pomodoro es que por más difícil que resulte sumergirse en una tarea, es todavía más difícil salir de ella. Normalmente, la concentración disminuye tras 24 minutos, y entonces el temporizador se apaga y debe parar.

Los verdaderos seguidores de la técnica respetan los tiempos estrictamente. Si se ve dirigiéndose al frigorífico a los seis minutos, lamentablemente tendrá que volver a empezar. Por otro lado, no puede prolongar los “pomodoro”. Debe respetar los descansos. Esta es la condena. Pero también la salvación. Siempre hay un descanso de cinco minutos esperándole.

En cuanto al descanso de 20 minutos que me habré ganado en *mira su reloj* veintisiete segundos, me parece un pequeño remanso de paz. ¡Ahora!

 

Descanso largo, 10:55 a.m.

***SUMERGIRSE EN UN REMANSO DE PAZ***

Quinto "pomodoro", 11:15 a.m.

Ya he vuelto. ¿Qué he hecho durante mi descanso de veinte minutos? He guardado algo de ropa. Por fin he encargado el regalo de cumpleaños de mi amigo, con solo tres días de retraso. He enviado dos correos electrónicos que había estado posponiendo. He leído algunos titulares. Mi reloj ha sonado, he vuelto fresco a mi documento y he hecho unas pequeñas revisiones del contenido. Revisar y recapitular es importante en la vida Pomodoro.

Luego he buscado “Pomodoro” en Twitter: “La técnica Pomodoro es una pasada. Gracias a ella he podido irme de juerga hoy” escribe un experto web productivo. “¿Qué canción debería cantar durante mi próximo descanso Pomodoro?” pregunta otro. Esto me da una idea.

 

Quinto descanso, 11:40 a.m.

***CANTAR***

 

Sexto "pomodoro", 11:45 a.m.

Después de algunos ciclos me parece que ocurre algo interesante. Se… Espera, llaman a la puerta.

 

Sexto descanso, 11:48 a.m.

***SALUDAR AL CARTERO. ABRIR EL PAQUETE***

Séptimo "pomodoro", 11:53 a.m.

¿Ve lo que ha sucedido? El mundo exterior ha interrumpido mi rígida rutina Pomodoro. Esto pasa algunas veces. Debemos adaptarnos y seguir adelante. Algunos “pomodoros” se van a estropear. Serán como esos tomates desangelados del supermercado que no saben a nada. Otros serán como esos deliciosos, suculentos y dulces tomates italianos, tal vez aliñados con un poco de sal y aceite de oliva.

 

Séptimo descanso, 12:18 p.m.

***HACER UN SÁNDWICH CON TOMATE***

« Esto pasa algunas veces. Debemos adaptarnos y seguir adelante. »

Richard Godwin Escritor

Octavo "pomodoro", 12:23 p.m.

¿Dónde estaba? Ah, sí. Después de algunos ciclos ocurre algo interesante.

Las principales tareas del día empiezan a parecer más manejables. “Mmm”, pienso. “Apuesto a que puedo lograr esto en tres ‘pomodoros’ más…” Debería empezar a hacerse una idea de cuántos “pomdoros” debe llevar cualquier tarea y organizar su día en consecuencia.

¿Y los descansos de cinco minutos? En cinco minutos se pueden hacer muchas cosas. En su libro “The Five-Minute Garden”, Laetitia Maklouf afirma que todo lo que se necesita para crear un bonito jardín es dedicarle cinco minutos cada día. Parece viable. Puede programar su cronógrafo para un entrenamiento rápido, adobar un pollo, leer seis páginas de una novela, tender la ropa, soñar con un mundo regido por el tiempo Pomodoro, con temporizadores TAG Heuer gigantes en cada esquina…

 

Octavo descanso, 12:28 p.m.

***SOÑAR***

Noveno "pomodoro", 12:33 p.m.

¿Dónde estaba?

 

[Nota de Ed: ¡Vuelve al trabajo, Richard! Quedan al menos otros 12 “pomodoros” hoy].

Richard Godwin Escritor