CUENTOS Una historia escrita en segundos

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Desde 1860, TAG Heuer se ha situado a medio camino entre la relojería y la ambición humana. Su historia es un diálogo con el mundo que le rodea, moldeada por pilotos de carreras, atletas e ingenieros cuya búsqueda del rendimiento exigía una precisión cada vez mayor.

Jack Heuer

Piñón oscilante - 1887

LA CHISPA DE LA AMBICIÓN (1860-1887)

En 1860, con tan solo 20 años, Édouard Heuer estableció su taller en Saint-Imier. Su ingenio precoz residía en integrar tecnologías patentadas en relojes mecánicos para hacerlos más fiables. En 1869, patentó los primeros cronógrafos de bolsillo con corona de la empresa, lo que eliminó la necesidad de una llave independiente. Unos años más tarde, el “piñón oscilante” de 1887 revolucionó la construcción de cronógrafos, un avance que todavía se utiliza en la industria actual.

A medida que la industria suiza se expandía con la llegada del ferrocarril y el telégrafo, los inventos de Heuer encontraron un nuevo terreno que explorar. La reputación de la empresa se extendió rápidamente, vinculando su nombre con el avance hacia la precisión que definió el final del siglo XIX.

Time Of Trip - 1911

MEDIR EL TIEMPO EN UN MUNDO EN CONSTANTE CAMBIO (1887-1933)

En 1911, Charles-Auguste Heuer presentó el “Time of Trip”, el primer cronómetro de salpicadero para automóviles y aviones. Instalado en cabinas y coches, reflejaba un mundo que englobaba tanto los viajes en avión como en automóvil.

En 1916, la empresa presentaría el primer cronómetro con una precisión de centésimas de segundo y, en 1920, los cronómetros de Heuer se habían convertido en indispensables en las competiciones internacionales, incluidos los Juegos Olímpicos de Amberes, donde las victorias se decidían por centésimas de segundo.

La historia culminó en 1933 con el Autavia —una combinación de las palabras AUTomobile y AVIAtion—, que proporcionó a los pilotos y conductores de rally un compañero fiable para calcular vueltas, distancias y rutas en condiciones extremas.

CRONÓGRAFOS PRÁCTICOS PARA UN MUNDO MODERNO (1933-1958)

En el periodo de entreguerras, Heuer desarrolló una amplia gama de cronógrafos de pulsera. Estos relojes no solo eran prácticos, sino que también se convirtieron en símbolos de un estilo de vida moderno. Al mismo tiempo, los cronómetros de Heuer acompañaban a los rallies por toda Europa, y los instrumentos de salpicadero se convirtieron en equipamiento estándar para los equipos profesionales. Este periodo consolidó la reputación de la Maison como maestra en la fabricación de cronógrafos prácticos y resistentes.

ACELERANDO HACIA LOS AÑOS (1958–1969)

En 1958, Jack Heuer, bisnieto del fundador, se incorporó al negocio. Su gestión transformó la empresa. Durante un viaje al circuito de Sebring, los padres de los pilotos Pedro y Ricardo Rodríguez le hablaron de la agotadora carrera automovilística Carrera Panamericana en México. El nombre “Carrera” le llamó la atención al instante: corto, conciso, internacional. En 1963 nació el cronógrafo Heuer Carrera, diseñado con una esfera depurada y legible para ayudar a los pilotos en condiciones de alta velocidad.

Más allá de los circuitos, la reputación de Heuer alcanzó nuevos horizontes. En 1962, el astronauta John Glenn orbitó la Tierra a bordo del Mercury-Atlas 6 con un cronómetro Heuer amarrado a la muñeca, lo que demostró que la experiencia de la Maison podía soportar incluso la prueba definitiva: el espacio.

Esos años coincidieron con la época dorada del automovilismo, cuando las carreras acaparaban la atención mundial. Más que herramientas de cronometraje, los cronógrafos Heuer se convirtieron en símbolos de estilo e innovación, no solo en las muñecas, sino también en las pistas. En 1969, Jack Heuer hizo historia al colocar el logotipo de la marca en el coche de Fórmula 1 de Jo Siffert, la primera vez que un fabricante de relojes se atrevía con la decoración de un F1. Esta audaz decisión hizo que Heuer pasara de ser un proveedor a convertirse en un participante visible en la cultura del automovilismo.

  • Cartel de la Carrera Panamericana

FORMAS AUDACES, TIEMPOS AUDACES (1969-1985)

El final de la década de 1960 trajo consigo una revolución. En 1969, Heuer, en colaboración con sus socios, presentó el Calibre 11, uno de los primeros movimientos cronográficos automáticos del mundo. El Monaco, lanzado junto con el nuevo calibre, rompió todas las convenciones: era el primer cronógrafo de caja estanca cuadrada, esfera azul metalizada y corona a la izquierda. Su leyenda quedó sellada cuando Steve McQueen lo lució en la película Le Mans, de 1971.

Los años 70 también vieron a Heuer involucrado en la Fórmula 1®. Como cronometrador oficial de Ferrari, la marca equipó a pilotos como Mario Andretti, Ronnie Peterson, Jacky Ickx, Niki Lauda y Clay Regazzoni, consolidando su nombre en el corazón de la década dorada del automovilismo. En 1971, la Maison presentó el Le Mans Centigraph, un sistema de cronometraje electrónico capaz de seguir varios coches con una precisión de milésimas de segundo que no solo viajó por todo el mundo con el equipo, sino que también se instaló en la pista de pruebas de Ferrari en Fiorano. Estas innovaciones ampliaron el papel de Heuer más allá de la muñeca, convirtiendo a la marca en una auténtica artífice del cronometraje moderno en el mundo del motor.

  • Steve McQueen en la película "Le Mans" - 1971

UN NUEVO NOMBRE, UNA NUEVA ERA (1985-2004)

La crisis del cuarzo estuvo a punto de acabar con los cronógrafos mecánicos, pero en 1985, Techniques d’Avant-Garde (TAG) adquirió Heuer y, en 1986, la empresa pasó a llamarse oficialmente TAG Heuer. Con su nuevo patrocinador, vinculado a la aeronáutica y a la ingeniería de la Fórmula 1®, la empresa combinó un diseño vanguardista con una gran audacia técnica. En 1986, el lanzamiento del TAG Heuer Formula 1 plasmó la nueva y audaz dirección de la marca. Este reloj de cuarzo asequible y colorido se convirtió en un emblema definitorio de la nueva era de TAG Heuer.

La colección TAG Heuer Formula 1 capturó ese mismo espíritu de audacia técnica y rendimiento accesible. Este periodo también sentó las bases del catálogo moderno de la Maison, reintroduciendo y reinterpretando sus iconos históricos, al tiempo que adoptaba tanto el cuarzo como la innovación mecánica.

INVENTANDO EL FUTURO (2004-2015)

El siglo XXI comenzó con un gran salto hacia el futuro: el TAG Heuer Monaco V4, presentado en 2004 en Baselworld, utilizaba correas muy finas, similares a las de algunos motores de automóvil, en lugar de los engranajes tradicionales. Inspirado en la tradición automovilística de la Maison, marcó la rumbo del enfoque vanguardista de TAG Heuer en los años siguientes.

Pronto llegaron el Mikrotimer y el Mikrograph, capaces de medir mecánicamente hasta un centésima y una milésima de segundo en un reloj de pulsera, hazañas inimaginables en la época de Jack Heuer. Estos relojes eran prototipos que algunos de los mejores clientes de la empresa pudieron probar, y que sirvieron como demostración de lo que era posible cuando la relojería se unía a la ingeniería experimental.

  • TAG Heuer Monaco V4

TAG Heuer Monaco Split Seconds

TENDIENDO PUENTES ENTRE SIGLOS (2015)

En 2015, TAG Heuer lanzó el TAG Heuer Connected, el primer reloj inteligente suizo de lujo. Esto marcó un nuevo capítulo, en el que siglos de artesanía se unieron a la innovación digital. Además de incorporar chips de silicio y pantallas táctiles, la Maison también avanzó en la relojería tradicional: el TAG Heuer Carrera Plasma Diamant d’Avant-Garde, con su esfera de diamantes cultivados en el laboratorio y su movimiento tourbillon, ejemplifica cómo TAG Heuer ha redefinido el lujo a través de la innovación en los materiales. Su tecnología Solargraph subraya la experiencia de la marca al integrar sistemas alimentados por luz directamente debajo de la esfera. Además, el laboratorio TAG Heuer LAB impulsa el espíritu vanguardista de la Maison, cultivando nuevos materiales y avances creativos. Por último, pero no por ello menos importante, el TAG Heuer Monaco Split Seconds define una nueva era de la Alta Relojería para la Maison, presentando una base increíble para el futuro.

A medida que TAG Heuer sigue ampliando los límites técnicos y estéticos, su atención se mantiene centrada en el futuro. Desde materiales pioneros y movimientos innovadores hasta la relojería digital y más allá, la Maison prospera gracias a la innovación que desafía las convenciones, marcando el ritmo del futuro de la relojería suiza.