Podcast Podcast, Temporada 3, Episodio 11: Riley Harper sobre la emoción de ser un doble de acción

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The Edge es una serie de conversaciones en las que personas extraordinarias comparten sus experiencias sobre el momento que lo cambió todo. En esta ocasión nuestro invitado es el doble de acción, coordinador de dobles, fotógrafo eventual y entusiasta del automovilismo Riley Harper.

Hay momentos en los que el tiempo queda suspendido. Momentos en los que nos encontramos a las puertas de la grandeza. Momentos que superan el paso del tiempo. The Edge es una serie de conversaciones en las que personas extraordinarias comparten sus experiencias sobre el momento que lo cambió todo. Pueden tratarse de récords mundiales, un campeonato mundial, revelaciones o decisiones que cambian vidas. Nuestros invitados repasan estos momentos minuto a minuto para nosotros. Nos explican cómo superaron la presión, el miedo o el dolor y se esforzaron hasta el límite. Solo en The Edge.

Para escuchar el podcast completo, escriba “The Edge TAG Heuer” en la barra de búsqueda de su aplicación de podcast:

¿Nuestro objetivo? Convertirnos en la fuente de inspiración que necesita todos los meses para superar sus límites.

En esta ocasión nuestro invitado es el doble de acción, coordinador de dobles, fotógrafo eventual y entusiasta del automovilismo Riley Harper. Riley hace de doble para algunas de las mayores estrellas de Hollywood. En este episodio, nos habla de su vida repleta de acción en el plató y los secretos de su oficio. También profundizamos en su pasión por el mundo de los automóviles, la fotografía, el motocross y, por supuesto, la relojería. Esto es The Edge, un podcast de TAG Heuer presentado por nuestro anfitrión Teo Van Den Broeke.

Atención: ¿tiene solo un minuto?

Aquí tiene algunos fragmentos para situarse en la línea de salida y hacer que la adrenalina se dispare. Pero no olvide suscribirse a nuestro Podcast para poder oír todo el episodio sin filtros más adelante. The Edge es una serie de conversaciones con personas extraordinarias que viven al límite de las posibilidades. Se trata de la fina línea entre formar parte de la victoria o transformarse en la victoria; va sobre lo que nos sitúa en nuestros límites y qué podemos hacer para superarlos.

Estaba escrito

Convertirme en doble de acción es algo que me viene innato desde que nací. Me crie en una familia de dobles de acción. Mi padre, mi tío, los mejores amigos de mi padre… Básicamente, todo el mundo que me rodeaba cuando era pequeño era un doble de acción. Al crecer aquí, en Los Ángeles, era muy normal visitar a mi padre en el plató o en otros estados o países.

La evolución personal de Riley

Para mí, siempre se ha tratado de hacer tantas cosas como fuera posible dentro del universo de los dobles de acción y tener mi propia lista de cosas que quiero lograr. Hacer volteretas con un coche, estrellarme con una moto, hacer saltos enormes, quemarme, caer desde lo alto o ser golpeado por un coche… Todos estos aspectos de las grandes escenas de riesgo son diferentes. Por eso, mi objetivo personal es, ante todo, trabajar con gente fantástica, estar en lugares increíbles y divertirme mucho, pero también intentar completar mi lista personal de logros.

El mayor desafío

En todos los trabajos hay retos, sin duda, y cada trabajo tiene sus propios desafíos en todos los aspectos. Para mí, uno de los mayores desafíos es estar lejos de casa, vivir en un lugar nuevo todo el tiempo y estar siempre rodeado de la misma gente y el mismo entorno. Es muy divertido en ese aspecto, pero también resulta agotador.

Sobre su amor por el cine

Cuando trabajas con alguien como Chris Nolan durante cuatro o cinco meses, no puedes evitar dejarte sorprender por alguien así. Siempre me ha interesado la dirección en sí, la parte creativa de una película y la labor de coordinación. Tenemos que trabajar codo con codo para que una escena salga bien. Pero me encantan todos los aspectos del cine. Para mí, dirigir sería probablemente el reto más importante, incluso anuncios de coches. Me encanta trabajar con vehículos y cosas así de sencillas, pero también dirigir secuencias de acción en segundo plano, eso sería genial.

Sobre las escenas de riesgo exigentes

Existen dos categorías [de escenas de riesgo exigentes]. En primer lugar están las que tienen un gran nivel de exigencia a nivel mental, como montar en moto, algo que he hecho durante toda mi vida. En esos casos, tengo que hacer una acción muy concreta: bajar esta montaña, saltar desde este saliente, aterrizar entre esos árboles, esquivar una explosión y salir por el otro lado. Si no existieran todos esos elementos, podría hacerlo con los ojos cerrados. Pero hay que añadir todos estos factores, como un gran precipicio a un lado, y todas estas cosas que pueden arruinar lo que tienes que hacer. Para mí, estas son las más exigentes a nivel mental, porque las posibilidades de resultar herido o morir son muy elevadas.

Tengo que mentalizarme de lo que está pasando y limitarme a realizar la misión que tengo ante mí. Por otra parte están las escenas que exigen mucho físicamente. Pueden ser tareas muy sencillas, pero dolorosas al fin y al cabo, como subirme a un cable y salir despedido por una habitación, golpearme contra el suelo o rodar tres metros. Debo intentar que no duela tanto y repetir la tarea posiblemente tres, cinco o diez veces esperando que todo el mundo consiga la toma esperada.