CUENTOS El arte de la ingeniería se encuentra con la ingeniería del arte
5 min
Sofía Salazar es una artista argentina que vive y trabaja en Barcelona. Nos reunimos con ella para hablar de la obra de arte que ha realizado recientemente para TAG Heuer, en la que reinterpreta nuestro apreciado reloj Monaco a través de dos piezas en distintas superficies, que complementan el arte de este icónico reloj con su característica belleza expresiva. Nos gustaron tanto que, al final, quisimos compartir algunas ideas entre bastidores sobre su trabajo y su enfoque. Después de todo, todos los entusiastas de TAG Heuer tienen buen ojo para el estilo…
Salazar tiene formación en diseño textil y procede de una “familia de fabricantes”, por lo que su trabajo muestra una artesanía íntima, que se mueve con fluidez entre los mundos del arte y el diseño. Como cualquier gran relojero. Siempre ha explorado y experimentado con diversas técnicas, aprendiendo todo lo posible sobre los diferentes métodos y medios que le atraen. Recientemente, esta curiosidad la ha llevado a dedicarse casi por completo al grabado, desde la cianotipia hasta el linograbado, la xilografía y la serigrafía, entre otros. Hace aproximadamente un año, empezó a explorar el proceso de gofrado, es decir, la impresión de formas en el papel.
Para las piezas encargadas por TAG Heuer, Salazar eligió dos medios de impresión distintos: la xilografía y el gofrado. A pesar de obtener resultados finales muy diferentes, ambos métodos requieren una planificación previa intensiva, un diseño cuidadoso y numerosas pruebas para elaborar el producto final sin contratiempos. Veamos con más detalle cada uno de estos procesos y conozcamos un poco más las decisiones artísticas de Sofía a la hora de reinterpretar el TAG Heuer Monaco.
En esta conversación, Salazar nos explicó cómo es impresión xilográfica al hilo: es un proceso minucioso que requiere una planificación previa enorme. Lo mismo sucede con la impresión a la testa. No son tareas para vagos. La xilografía a la testa es una forma de arte con muchos pasos, en la que los errores no se pueden corregir.
Por ejemplo, cuando se ha tallado una marca en una pieza de madera y se ha realizado capa por capa, ya no se puede reemplazar. Cada capa tallada corresponde a un único color de pigmento que luego se transfiere del bloque de madera al papel mediante un cuidadoso sistema de sujeción para garantizar que cada capa de color se alinee perfectamente con la capa de impresión anterior.
Esto implica seguir un protocolo riguroso incluso antes de utilizar cualquier herramienta, en el que hay que imaginar la imagen tanto hacia adelante como hacia atrás en una proeza de ingeniería logística. Hay que hacer muestras, pruebas y primeros intentos para confirmar los resultados y garantizar que la pieza final sea satisfactoria. Pero tanta complejidad tiene un resultado interesante: la impresión definitiva de edición limitada que nunca podrá repetirse una vez tallada la primera capa de color. Salazar describe esta forma de trabajar como algo muy especial: “Empiezas, terminas y desaparece para siempre. No hay vuelta atrás”.
El segundo encargo de Salazar para TAG Heuer expresa una visión contrastada del Monaco. Eligió la imagen en relieve, explorando más de cerca la detallada artesanía del diseño con la nitidez, la precisión, el cuidado y el fino contraste que ofrece la superficie. En esta imagen, el Monaco es el protagonista. Por ello, aparece contemplado con una atención especial a cada detalle en medio de un bodegón de objetos que a Salazar le pareció que tenían cierta armonía con el diseño del reloj. Cuando le preguntamos qué fue lo que le atrajo de este reloj en particular, nos respondió: “El Monaco es como una pieza de arte. Es equilibrado, icónico, versátil: un clásico. Y es contemporáneo, sin dejar de ser atemporal”.
El proceso de gofrado comienza con la construcción de la matriz, una base tridimensional en la que se imprimirá el papel húmedo mediante presión para crear una estampado. Salazar elaboró la matriz de esta impresión utilizando piezas de cartón, papel, madera, tela e hilo minuciosamente cortadas y colocadas en capas para conseguir una imagen uniforme. Lo organizó todo al detalle antes de comenzar con la impresión; de hecho, el diseño y la elaboración de la matriz le llevaron unas tres semanas. Al igual que la xilografía a la testa, esta pieza también se planificó en sentido contrario, ya que las tres capas creadas aparecerían invertidas en el resultado final.
En contraste con el estilo y los colores vivos de su obra xilográfica, Salazar realizó el gofrado íntegramente en volumen, luz y sombra, para realzar con delicadeza los detalles del diseño del Monaco. Nos contó que le gustó el minimalismo de la superficie porque centra la atención en la figura central de la imagen: el reloj en sí. El reto consistía en expresar el arte del Monaco con el mayor detalle posible, no solo con sus líneas e índices, sino con su forma tridimensional.
¿Cómo fue la realización de estas dos obras exquisitas? “¡Un reto! Pero muy divertido. No pasó nada que no estuviera pensado y planificado al detalle. Se hicieron varias pruebas y ejemplos para comprobar que todo salía bien. Quería ver el reloj de dos maneras diferentes: una, con una figura en el centro, en la que el reloj se convierte en parte de un personaje, con un estado de ánimo y una atmósfera particulares. El reloj tiene un papel secundario. Y en la otra, quería que el reloj fuera lo primero, que fuera la figura central, mediante un estudio detallado del diseño”. ¿El resultado? Dos visiones maravillosas y muy creativas del TAG Heuer Monaco. Esperamos que las disfrute tanto como nosotros.