ESTILO DE VIDA Una vuelta rápida en Mónaco
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El espectáculo de luces Mónaco 2022 de TAG Heuer
Cada curva alberga belleza. Cada giro abre un portal a un nuevo tiempo, una vista panorámica del Mediterráneo, una escena pintoresca de edificios barrocos en cascada. Incluso cuando se conduce por Mónaco a velocidades vertiginosas, la pista debe sentirse de forma diferente. Es más íntima, más emocionante. La mayor parte de los circuitos del mundo están diseñados para las carreras. En este principado, existe un contrato, un acuerdo entre los monegascos y los pilotos de carreras. Los habitantes ceden sus calles durante 3 días a los pilotos y, a cambio, estos últimos deben ofrecer todo un espectáculo. Como buenos invitados, deben ejecutar una conducción feroz, pero limpia. Deben competir, pero con respeto. No pueden conducir frenéticamente como toros furiosos por una ciudad de porcelana.
Esto es lo que convierte a Mónaco en algo más que una pista de carreras.
Por esto, hemos dado su nombre a un cronógrafo.
Y por esto también, Mónaco es nuestro hogar espiritual.
Durante los fines de semana de carrera, podrá ver aficionados luciendo, comparando y hablando sobre sus TAG Heuer Monaco. Muchos de nuestros embajadores han salido vencedores aquí. Nuestro ADN como marca ha sido escrito en carreras como esta. ¿Pero cómo es en realidad conducir aquí? ¿Qué se ve, escucha y siente tras la visera, detrás del volante? Con el Gran Premio de Mónaco a la vista, hemos pensado en ofrecerle una idea de lo que es estar sentado en el asiento del piloto. Le llevaremos a través de una vuelta rápida ficticia por las calles de Mónaco. Pero primero, un poco de historia.
Collage de Romaric André, Seconde/Seconde/
La joya de la corona del automovilismo
El primer Gran Premio de Mónaco por las estrechas, irregulares, sinuosas y onduladas calles del pequeño principado a orillas del Mediterráneo en 1929, más de dos décadas antes de que el campeonato de Fórmula 1 comenzara en 1950. Actualmente, la carrera se realiza prácticamente con la misma configuración de circuito, ya que existen muy pocas otras posibilidades dentro de los límites de la ciudad. Con curvas cerradas, curvas estrechas y un túnel frenético, este circuito es un gran igualador entre coches y pilotos. Es la joya de la corona del automovilismo. Es el favorito de todos los pilotos y los aficionados.
Un vuelta rápida ficticia en Mónaco
Se encuentra bien sujeto al asiento de su Fórmula 1 (puede elegir cualquier modelo de cualquier época). Sus manos se fusionan con el volante. Bajo su casco, su mirada se centra en la breve recta justo en frente. En los laterales de la pista, observa a la multitud en contraste con un fondo de barreras, edificios de la Belle Époque y árboles de tejo y liquidámbar florecientes. El sol ilumina con un amarillo brillante la parte superior de los verdes árboles, haciéndoles parecer balizas que alumbran el camino.
Se apagan las luces, pisa el acelerador y sale volando de su posición de salida. Cambia a visión de túnel. Los laterales de la pista adquieren un aspecto borroso mientras se aproxima a toda velocidad hacia Boulevard Albert Ier, a la cerrada curva Sainte-Dévote, nombrada así por una capilla ubicada tras las barreras. Un desvío histórico: cuando un príncipe monegasco se casa, la novia deja su ramo en la capilla. Volvamos a la carrera. Cambia a segunda para la curva a la derecha. Esta curva ha presenciado innumerables accidentes en la primera vuelta. Sin embargo, desde que eliminaron la minirotonda ubicada en el vértice de la curva, el número de incidentes ha disminuido al ser ahora más ancha. A continuación, continúa cuesta arriba por Avenue d’Ostende y pasa Beau Rivage antes de disminuir de marcha para la curva a la izquierda en Massenet. Aquí es donde su conducción debe acompasarse con las notas del compositor de ópera francés a quien le debe el nombre esta curva. Esta larga curva a la izquierda abraza la Ópera de Montecarlo, que ostenta un busto de Massenet frente a ella.
Collage by Romaric André, Seconde/Seconde/
Mientras su coche recorre Massenet, la apuesta aumenta. Se encuentra en el famoso Casino de Montecarlo, con sus eminentes vidrieras y atrio en mármol y oro, justo antes de llegar a la acertadamente llamada plaza de Casino. Desde las alturas del distrito de juego, serpentea hacia Avenue des Beaux Arts, la próxima recta corta, evitando un enorme bache a la izquierda de la pista. Un recordatorio de estar siempre alerta en esta pista de carreras única. Siga hasta la curva cerrada Mirabeau, toma la curva y recorre un pequeño descenso hasta la aún más cerrada curva Fairmont. Desearía adentrarse en el Fairmont, sumergirse en las impresionantes vistas desde los balcones del hotel, pero, desafortunadamente, debe completar esta vuelta. Céntrese.
Gire su coche por la extraordinaria curva cerrada y siga el descenso hasta una curva doble a la derecha llamada Portier.Ahora, la pista se abre al famoso túnel. La luz del sol nos abandona momentáneamente, el sonido de su motor rebota contra las paredes del túnel al mismo tiempo que pisa los pedales con sus pies. Si sus oídos no le zumbaban ya, lo harán ahora.
Collage by Romaric André, Seconde/Seconde/
Fuera del túnel, vuelve a haber luz. No solo luz, también el claro azul del mar, repleto de yates y barcos con personas mirándole desde sus lujosas cubiertas. Vale, concéntrese. Tiene que frenar fuerte para la cerrada chicane Nouvelle, con giros a la izquierda, derecha e izquierda de nuevo. La chicane es, por lo general, el único sitio del circuito donde puede adelantar. No obstante, en esta vuelta ficticia, ocupa el primer puesto. No se deje llevar por la emoción ya que ante sus ojos se aproxima una pequeña recta que le conducirá a Tabac. Fíjese, más yates elegantes a su izquierda. Llega a Piscine, una rápida curva izquierda-derecha seguida de una chicane más lenta derecha-izquierda, que hace que los coches pasen por el Estadio Náutico Rainiero III. Su piscina, que está siendo actualmente reformada, le otorga el nombre a esta curva.
Después de Piscine, recorre una recta corta y una curva rápida a la izquierda, seguida inmediatamente por la cerrada curva a la derecha La Rascasse. La escorpina, nombre en español para “rascasse”, es un tipo de pez que puede encontrarse en el Mediterráneo. Una leyenda urbana cuenta que había un bar de un antiguo pescador en Mónaco llamado La Rascasse, que le dio el nombre a esta curva. En la actualidad, un nuevo bar con el mismo nombre se alza en la curva Rascasse. Quizá pueda tomarse algo allí después de su vuelta. Casi ha llegado a la meta. La Rascasse le dirige hacia otra pequeña recta que precede a la curva final, Virage Antony Noghès. Noghès organizó el primer Gran Premio de Mónaco. Sus manos se sueltan del volante a medida que toma la curva, una cerrada a la derecha. Cambia de marcha y se reincorpora a la recta de meta.
Listo, ha completado una vuelta rápida ficticia al circuito de Mónaco. No está mal para un circuito que, a menudo, deja a muchos sin palabras.