CUENTOS EXPERTOS EN TIEMPO: Carole Forestier Kasapi, directora de creación de movimientos de TAG Heuer
Ganadora del premio Gaïa 2021
8 min
En esta edición de Guardianes del tiempo o Cronometradores, nos hemos reunido con alguien que trabaja muy de cerca con los mecanismos del tiempo y que impregna de una enorme creatividad todas las complicaciones: Carole Forestier Kasapi, directora de creación de movimientos de TAG Heuer. Conversamos con ella sobre su extraordinaria trayectoria profesional, su amor por el trabajo en equipo y su deseo de reinventar la relojería del futuro.
¿En qué consiste el cargo de directora de creación de movimientos?
Me encargo de definir la estrategia de TAG Heuer en materia de movimientos. En otras palabras, me ocupo de que nuestro catálogo sea coherente. Mi función es verificar que esté alineado con el plan de desarrollo global. Y, como no podría ser de otra forma, también participo activamente en el desarrollo de mecanismos.
Remontémonos a sus inicios: usted creció en una familia de relojeros, ¿no es así?
Exactamente, me sumergí en el universo de la relojería desde muy pequeña. Después del colegio, solía pasar mucho tiempo en el taller de mi familia. Ya sabe cómo empieza todo: se comienza desmontando el mecanismo de un antiguo reloj despertador para comprender su funcionamiento y luego se leen algunos libros… Siempre fui bastante curiosa y no tardé en darme cuenta de lo mucho que me fascinaba este mundo. Durante la adolescencia, mis amigas del colegio eran seguidoras de Michael Jackson. Por el contrario, por aquel entonces yo era ya una seguidora de los maestros relojeros como Breguet, Lépine…
Parece que cierra un círculo: en 1997 es galardonada con el premio Breguet, en 2012 recibe el Gran Premio de Relojería de Ginebra y, en 2021, el premio Gaïa. ¿Considera entonces que ha seguido los pasos de su familia?
Sí, pero no. Me diplomé en relojería, como mi padre, mi madre y mi hermano. Esa fue la primera formación que realicé. Pero me sentía realmente atraída por el diseño y la creación. Por eso decidí separarme de los pasos de mi familia, para seguir estudiando, convertirme en constructora y tener mi propia voz.
¿Cree que fue imprescindible empezar a una edad tan temprana para convertirse en una buena relojera?
No, creo que no es imprescindible. Cuando hablamos del talento, la edad no es más que un número. En la actualidad, hay muchos profesionales brillantes que no dieron sus primeros pasos en la relojería durante la infancia. Por otro lado, el hecho de haberme visto rodeada por este mundo me ha proporcionado un vínculo cultural muy poderoso con las habilidades y la experiencia de la relojería, y esto me ha servido de gran ayuda.
En la actualidad, ¿cómo organiza sus días?
En teoría, mi día se articula en torno a reuniones para garantizar que los proyectos avanzan y que todos van en la misma dirección. Trabajo estrechamente con los equipos de diseño y desarrollo, los responsables de los productos y nuestros colaboradores del Instituto de Investigación. Para convencer y unir al resto de equipos, es necesario comunicarse y dedicar tiempo a explicar cómo debemos proceder, así como las razones. Para mí, poder comunicarme es imprescindible. Me encantan las reuniones en las que podemos reflexionar juntos como equipo. Son momentos de auténtica libertad intelectual. También existe un importante factor de espíritu de equipo que hace que todo sea realmente divertido. El éxito depende totalmente de la armonía de un equipo.
¿Hay ocasiones en las que se encuentra sola frente a un folio en blanco?
Por supuesto, las ideas pueden surgir en cualquier momento. Siempre llevo un cuaderno en el bolso porque prefiero trabajar en papel. Necesito hacer pequeños bocetos o tomar notas casi en todo momento. Me recuerdo a mí misma que debo informarme sobre esto o lo otro, o sobre alguna tecnología en cuestión. Esta curiosidad intelectual debe trasladarse al papel en algún momento, ya que no se puede recordar todo.
¿En cuántos proyectos puede trabajar a la vez?
Siempre hay varios proyectos en marcha a la vez por la sencilla razón de que desarrollar un movimiento lleva su tiempo. Desde los primeros pasos hasta la aprobación final pueden pasar entre tres y cinco años. Depende de la complejidad y de las prioridades establecidas.
¿Alguna vez ha considerado que el proceso es demasiado largo?
Creo que, cuando tengo una idea y quiero transformarla directamente en un prototipo para que cobre vida, el tiempo pasa muy despacio. Hay que ver si la idea es válida, si es necesario explorar otro camino o si hay que investigar más. A veces me siento impaciente.
¿Cómo se sincroniza con sus equipos?
¡La verdad es que no es nada sencillo! Sobre todo en un grupo de trabajo compuesto por diferentes colaboradores. Yo soy consciente de cómo trabajo y se me ocurren ideas muy rápidamente. Sin embargo, es esencial dar tiempo a todos para que puedan expresarse, reflexionar y ser creativos. Después, una vez que se abre la veda, hay que organizar todas las ideas. Todos tendemos a aferrarnos a nuestras propias ideas, pero esto es natural como humanos. Es esencial aprender a desprendernos de algunas de ellas. Es difícil mantener a alguien motivado tras decirle que su idea era buena, pero que no vamos a llevarla a cabo.
Tenemos entendido que su lema personal es: “nada es inamovible, todo puede ser cuestionado”. ¿Cree realmente que todo puede ser cuestionado?
Creo que este lema es relevante para todos los campos y todas las personas que se dedican a la creación. Hasta que no nos damos cuenta de que nada es inamovible, no podemos explorar todas las posibilidades. Si asumo que no hay nada por inventar en la relojería, no podré tener una mentalidad creativa interesante. El estado de ánimo y la disposición mental son realmente importantes para fomentar la creación y las nuevas ideas, así como para intercambiar dichas ideas entre nosotros. Para mí, son dos elementos imprescindibles.
¿Cómo es su proceso de desarrollo?
En realidad, se trata de imaginar diferentes indicaciones y mecanismos para proponer nuevas soluciones. El objetivo es responder a las preocupaciones de la relojería actual y ayudarla a evolucionar. A partir de una idea inicial, realizamos un estudio previo ―o estudio de viabilidad― antes de pasar a la fase de diseño.
¿Qué perspectivas de mejora le motivan?
Lo importante es que la innovación tenga un sentido para los clientes. No vamos a innovar porque sí. Tanto la innovación como la creatividad deben estar al servicio del cliente final. ¿Y qué es lo que busca? Mayor fiabilidad, más precisión, relojes con menos mantenimiento, mayor autonomía, una reserva de marcha mayor… ¡Tenemos que mejorar la relojería del futuro! Creo que todos los relojeros deberían guiarse por estos principios. En TAG Heuer, los conceptos de innovación y vanguardia son muy firmes, lo que supone una gran oportunidad para nosotros.
¿Cómo sabe cuándo darse por satisfecha con un movimiento?
Cuando el cliente final está contento. Mi equipo y yo estamos al principio de la cadena, empezando desde cero en el proceso creativo. Por eso, tener la oportunidad de intercambiar ideas con nuestros usuarios es una experiencia muy enriquecedora. No hay nada mejor que las opiniones directas de los clientes. Por otro lado, también es una oportunidad para contarles la historia que hay detrás de la creación, del proyecto… Son momentos llenos de magia.
Se le conoce como la reina de las complicaciones. ¿Considera que las complicaciones de un reloj son realmente tan laboriosas? O, por el contrario, ¿es capaz de ver la simplicidad tras cada complicación?
Las complicaciones se consideran complejas porque cuentan con numerosos componentes. Además, presentan mecanismos adicionales que no se encuentran en los relojes más sencillos. En sí mismas, las diferentes funciones suelen ser bastante tradicionales e incluyen elementos giratorios, muelles, palancas, etc. La complejidad real se produce al acumular diferentes mecanismos, ya que ésta se vuelve exponencial. No obstante, para el cliente, todo esto debe seguir siendo extremadamente accesible y fácil de entender.
A la hora de trabajar en un nuevo movimiento, ¿considera que viaja en el tiempo?
Lo veo más similar a escribir un libro. El libro de TAG Heuer tiene bastantes páginas, todas ellas con una historia de gran riqueza. Yo soy la encargada de escribir la próxima página. Por supuesto que debo conocer las páginas anteriores para mantener la coherencia. Tenemos que conservar todo un código de identidad y, al mismo tiempo, ¡desarrollarlo e impulsarlo hacia el futuro! La coherencia es lo que posibilita la difusión de la marca y es importante no olvidarlo a la hora de crear.
¿Cuáles de sus anteriores creaciones le sirven de inspiración en TAG Heuer?
¡Todas ellas! No hay límites, ningún elemento anterior o del pasado debería ser ignorado. Este legado es un gran motivo de orgullo, pero también debe evolucionar: ese es justo el desafío.
¿Cómo alimenta su curiosidad?
Observando otros ámbitos. Hay muchos campos distintos a la relojería que también son interesantes. Eso no significa “robar” las buenas ideas. Sin embargo, poder aplicar elementos de otros ámbitos es siempre estimulante y muy inspirador.
Su trabajo es altamente confidencial. ¿Esto le resulta problemático?
Todo es cuestión de hábito. Hasta que los relojes se presentan al público, todo es confidencial. Mientras se respete eso, no hay ningún problema. En casa, nuestras conversaciones familiares suelen girar en torno a la relojería, pero nunca hablamos de lo que está en proceso de desarrollo. No revelar ninguna información hasta el día de la presentación forma parte del trabajo.
Si fuese un reloj TAG Heuer, ¿cuál sería? ¿Por qué?
¡El próximo TAG Heuer! Las creaciones que están por venir son lo que nos hace seguir adelante, nos ayuda a superar nuestros límites y a progresar. Pero hasta entonces, me gustan mucho los modelos TAG Heuer Carrera de 39 mm con caja de cristal.
¿Qué expectativas tiene para los próximos años?
Para ser honesta, tengo mucho trabajo por delante en TAG Heuer. Estoy emocionada por poder trabajar en una compañía con una mentalidad empresarial tan fuerte. Todo el mundo puede aportar sugerencias y eso no tiene precio. Estoy convencida de que vamos a vivir unos años estupendos.