SAVOIR-FAIRE Una breve historia del Indy 500

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Datos fascinantes sobre "El mayor espectáculo del mundo del motro"

Al Unser Jr. en el coche de delante y Raul Boesel detrás. Indianápolis 500, 1994.

« Con 300 000 espectadores que cantan al ganador pidiéndole que beba leche y bese los ladrillos, la carrera presenta varias peculiaridades que la diferencian. »

Indianápolis 500

Las 500 millas de Indianápolis, o la Indy 500 para los amigos, es un evento anual que tiene lugar, como corresponde, en el autódromo Indianapolis Motor Speedway, Indiana, EE. UU. Inaugurado en 1911, la carrera es considerada actualmente el más importante evento deportivo de un solo día de todo el mundo. Recibe su nombre de la carrera de 500 millas, la distancia que puede recorrerse desde la mañana hasta la puesta de sol, antes de que la visibilidad empeore.

Tradicionalmente celebrada durante el fin del semana del Día de los Caídos, la Indy 500 es, junto a Le Mans y al Gran Premio de Mónaco, parte de la Triple Corona. Además, le advertimos que no se la conoce como el “mayor espectáculo del mundo del motor” por nada. Con solo un asiento, cabina abierta, ruedas descubiertas, “coches Indy” creados apra competir, hasta 300 mil espectadores, una suma astronómica para el ganador… y una curiosa relación con los líquidos…

Salida de la Indy 500 de 2004

¿Tiene leche?

La Indy 500 tiene una larga tradición de… tradiciones. Desde ceremonias antes de la carrera, hasta las celebraciones de después y procedimientos inusuales, esta carrera cuenta con varias peculiaridades que la diferencian de las demás: desde una pista para 33 coches que se colocan de tres en tres para comenzar, su canto indispensable “Back Home Again in Indiana” y el hecho de que para clasificarse, los pilotos deben completar cuatro vueltas cronometradas, en vez de una, a lo largo de un fin de semana determinado. No obstante, quizás lo más inusual de estas ahora famosas tradiciones tiene que ver con una botella de leche.

Tras ganar sus segunda carrera Indy 500 en 1933, el piloto Louis Meyer hizo una solicitud un tanto excéntrica, un vaso de suero de mantequilla, que se bebió ante los espectadores. Cuando ganó su tercer título en 1936, pidió otro vaso, lo que, en escala Indy 500, era una botella entera. Un fotógrafo lo capturó bebiendo de la botella con tres dedos (sus tres victorias) en el aire como símbolo de victoria. Inspirados por esta imagen, una empresa láctea local aprovechó la oportunidad para promover sus productos, ofreciéndose a proporcionar una botella de leche a todos los futuros ganadores. Desde entonces, cada año (con una breve pausa entre 1947 y 1955) se le entrega una botella de leche a los ganadores de la carrera.

¿Algo más? Hoy en día, se le ofrece a los pilotos la posibilidad de elegir entre leche entera, 2 %, denatada… e imaginamos que no pasará mucho tiempo hasta que haya una opción vegana a base de frutos secos también.

 

Louis Meyer en la Indianápolis 500 de 1928

Recién exprimido

En 1933, el piloto brasileño Emerson Fittipaldi ganó la Indy 500 (quien era propietario de una plantación de naranjos) Fittipaldi se atrevió a pedir un vaso de zumo de naranja en vez de la botella tradicional de leche durante la entrevista al ganador. Nunca sabremos si fue porque era intolerante a la lactosa, le apetecía un refrescante zumo cítrico o le encantaba su naranjal. Los espectadores alucinaron. Hasta donde sabían los espectadores, la fruta estaba prohibida, por lo que abuchearon tan fuerte que Fittipaldi cedió y terminó bebiendo de la botella de leche durante la ceremonia de después de la carrera. Sin embargo, los fanáticos de la Indy 500 estaban tan obsesionados con el ritual lácteo que dañaron altamente la reputación del (excepcionalmente talentoso) piloto, quien fue abucheado de nuevo y durante posteriores carreras, incluso hasta 2008.

Desde el desafortunado incidente con el zumo de naranja, los ganadores aprendieron la lección y se ciñeron religiosamente a la leche. De hecho, en 2016, el circuito entregó botellas de leche a 100 000 espectadores también, por lo que pudieron brindar por el ganador.

Emerson Fittipaldi durante el Gran Premio de Gran Bretaña en 1974

Bese mis ladrillos

Poco después de que se creara el Speedway en 1909, se pavimentó con 3,2 millones de ladrillos, con un peso de unos 4,3 kilos cada uno. Esto mejoró la superficie original de roca triturada y alquitrán. En los años sucesivos, se fue añadiendo asfalto gradualmente a las secciones más duras de la pista, llegando a pavimentar todas las curvas con asfalto en 1937.

Finalmente, en 1938, se completó el asfaltado de la pista completa, con excepción de la sección central de la recta frontal. En 1961, esta sección sería asfaltada, dejando solo una franja de unos 91 cm de los ladrillos originales intacto justo en la línea de salida. A esta famosa franja, que aún se conserva, se la conoce como “Yard of bricks” (patio de ladrillos). Esta tradición de “besar los ladrillos” la comenzó Dale Jarrett, campeón del NASCAR. Tras su victoria del 400 millas de Brickyard en 1996, Jarrett y el jefe de equipo Todd Parrott caminaron hacia la línea de salida, se arrodillaron y besaron el Yard of bricks como tributo teatral al Speedway. ¡El gesto fue capturado! El equipo completo se unió a ellos para besuquear en grupo los ladrillos. Así es como esta tradición nació, tradición que han seguido desde entonces rigurosamente ganadores tanto de la Indy 500 como de las 400 millas de Brickyard.

Aficionados (y competidores) de la Indy 500 tienen un apetito por los rituales y tradiciones comparable solo con su sed por las bebidas extrañas. ¿Qué será lo siguiente? ¿Quizás un moonwalk al pódium del ganador? ¿Un campeón inconformista que pida añadir un chocolate con leche al menú? Ya que el espíritu de la Indy 500 continúa creciendo, esperamos que haya muchos más nuevos excéntricos hábitos relativos al espectáculo en torno a una de las carreras más apasionantes en todo el mundo.

 

TAG Heuer es el cronometrador oficial de Indy 500. El próximo está programado para este domingo 30 de mayo de 2021.